Yo no pertenezco a las antiguas generaciones que vivieron los inicios del Partido Aragonés, pero he mamado Aragón por cada poro de mi piel. Soy de aquella generación que vivió de crío las grandes manifestaciones autonomistas impulsadas bajo el mandato de Emilio Eiroa (1991/1993), presidente del Gobierno autonómico PAR-PP, que el 15 de septiembre del año 1993 tuvo que salir a toda prisa del Ejecutivo autonómico cuando prosperó una moción de censura que le desbancó de la DGA.
El voto de un tránsfuga del Partido Popular, Emilio Gomáriz, y el apoyo de Izquierda Unida regalaron el Gobierno de Aragón al PSOE de entonces. Un capítulo de la historia política de Aragón bastante vergonzoso e indignante.
Seguramente no tenía edad para comprender o mejor dicho para conocer los entresijos de ciertas operaciones políticas, pero sí para entender que el fin nunca debiera justificar los medios ni siquiera en política.
Desde aquel momento lo tuve claro, quería dedicarme a la cosa pública, a la defensa de la política con mayúsculas, aquella en la que por orden de importancia el interés de tus representados fuera siempre lo primero.
Con errores y aciertos el Partido Aragonés ha ido construyendo Aragón. Desde la estabilidad de los gobiernos de los que ha formado y forma parte aportando moderación, centrándolos y moderándolos; impulsando políticas de amplia base social y trabajando.
El importantísimo papel que ha jugado y juega el PAR en la política aragonesa no tiene que ser demostrado. Su sello está en decenas de proyectos: la Televisión autonómica, Dinópolis, Motorland, Walqa… y ahora, aún con pandemia y la guerra de Ucrania, hemos sido capaces, como declaraba en su intervención durante el debate sobre el estado de la Comunidad, el vicepresidente del Gobierno, consejero de Industria y presidente del PAR, Arturo Aliaga, de atender las necesidades con esfuerzo, dedicación, generosidad y altura de miras. Uno de los objetivos que se está logrando era y es no perder ni un euro de financiación europea y potenciar el campo, la industria y las pymes para mejorar la economía aragonesa. Y una condición irrenunciable para conformar el Ejecutivo era la de no subir los impuestos y en caso de acuerdo rebajarlos. Y así ha sido.
En cuanto a la energía no contaminante, permítanme que me sienta orgulloso del PAR. En 2002 apostamos por el hidrogeno como fuente de energía y durante dos décadas la Fundación ha ido sumando apoyos a su patronato e impulsando iniciativas. Arturo Aliaga es el “padre” de dicha apuesta que cumple 20 años y ratifica que el hidrógeno verde es la esperanza de la economía para sustituir en gran parte el uso del gas como fuente de energía.
El impulso al turismo Aragón a partir de mejoras estratégicas como las de las estaciones de esquí, Dinópolis, Motorland, los Sitios Reales, las Hospederías de Aragón, los balnearios, los paradores, y otros formatos en torno a la naturaleza, la cultura y el patrimonio y la apuesta por la agricultura y la ganadería, el comercio, el turismo… forman parte de la hoja de ruta del PAR en este Gobierno. Planes Ordinarios y Extraordinarios de Turismo Sostenible, Planes comarcales ordinarios o Planes de Sostenibilidad Turística. Y otros extraordinarios de los que se han beneficiado ayuntamientos, mancomunidades y comarcas de Aragón. El objetivo es la dinamización de los sectores turísticos en Aragón garantizando la sostenibilidad económica y ambiental como los proyectos vinculados al sector de la nieve o la unión de estaciones. Y mucho más. Trabajo, trabajo y trabajo.
Que Aragón avanza es indiscutible. ¿El PAR visionario? Al principio de la anterior legislatura (2015/2019) presentábamos iniciativas parlamentarias pidiendo el impulso de la industria 4.0 e incluso instábamos al Gobierno de entonces a anticiparse a la extensión de la inteligencia artificial para «crear oportunidades». Se nos miraba de manera “rara” y siete años después todos vemos dónde estamos.