Una de las asignaturas pendientes para impulsar con mayor fuerza el desarrollo de Aragón y el potencial económico y de empleo de toda la Comunidad, es la apertura o reapertura de comunicaciones para el transporte a través de nuestro Pirineo. A día de hoy, las enésimas promesas y proyectos no se han convertido en realidades eficaces y la cordillera sigue siendo una barrera cuyos precarios pasos fronterizos -únicamente por carretera- acumulan además continuos incidentes que los convierten en inviables. Nuestra posición geoestratégica, nuestro potencial logístico, industrial, comercial y turístico adquieren serias limitaciones en beneficio de autonomías cuya estabilidad política y lealtad a España no es comparable a las aragonesas.
Durante décadas, docenas de informes han avalado la viabilidad y rentabilidad de esta demanda de infraestructuras transfronterizas no sólo para Aragón sino también para España, Francia y la Unión Europea, en cuya esencia fundacional está promover la libre circulación de bienes y personas entre sus miembros así como el fomento de redes de comunicaciones como fundamento de progreso económico y social. Es una deuda histórica.
Tenemos razón y razones técnicas pero también políticas. Como ha dicho nuestro presidente, José Ángel Biel, «ahora más que nunca, el Estado debe tener gestos con nuestra comunidad, reconociendo, por ejemplo, que el desarrollo de la Travesía central del Pirineo ofrece mayor seguridad para el conjunto de la nación. Además de vertebrar mejor la península y de optimizar las posibilidades de dicho eje [de Portugal y Algeciras a Madrid-Zaragoza-Europa], la apuesta por Aragón es una apuesta segura, frente a la incertidumbre del corredor Mediterráneo». E incluso de la vía Atlántica.
Por todo ello, es intolerable la situación actual con carreteras sin acondicionar y sin mantenimiento en la vertiente francesa que han cegado un trazado de carácter transeuropeo como el Burdeos-Sagunto por Aragón y causan repetidos cierres; con un ferrocarril como el Canfranc -perfectamente útil con una inversión razonable- que sigue clausurado desde 1970; con un gran proyecto como la Travesía central que ha sido pospuesto.
Uno de los objetivos irrenunciables para el PAR, porque es imprescindible para Aragón, tiene que ser la exigencia permanente de soluciones a este problema que no afecta únicamente a Aragón sino que es una cuestión de Estado y que debe interesar a la Unión Europea. Las iniciativas continuas del PAR, varias de ellas durante esta misma semana, evidencian nuestro compromiso que es de todos y con todos los aragoneses, porque el objetivo compartido para Aragón es crecer, crear puestos de trabajo, avanzar. Ahora y siempre.