Cuando muchos daban por finalizado un curso político marcado por la crispación, hemos asistido a la ruptura del Gobierno de Aragón PP-VOX, una situación inédita en una Comunidad que siempre se ha caracterizado por su capacidad de entendimiento, de llegar a acuerdos y por su estabilidad.
Constatamos ahora lo que algunos ya auguramos en campaña y en las negociaciones postelectorales: era una mala solución incorporar al Gobierno a VOX, un partido que no cree en Aragón ni en su Estatuto de Autonomía y que lo único que busca es dinamitar desde dentro las instituciones que tanto nos ha costado consolidar.
En los últimos tiempos, la aparición de los partidos extremistas de izquierda y de derecha, y la irrupción de los cantonalistas políticos reconvirtiendo en un partido ‘antitodo’ (Aragón-Teruel Existe) lo que fue un movimiento social han transformado nuestras Cortes de Aragón en un reflejo de los parlamentos autonómicos que antes nos avergonzaban.
Desde el Partido Aragonés, ya en campaña, defendimos un gran acuerdo político con nuestra formación como nexo de unión entre el PP y el PSOE, un gran pacto que dotara a nuestra tierra de la estabilidad que merece y que aislara a los extremistas. No conseguimos convencerles, pero ahora esta propuesta está más vigente que nunca dada la compleja aritmética parlamentaria a la que se enfrenta el Gobierno autonómico monocolor para poder sacar adelante sus iniciativas. Con sus 28 diputados, el Partido Popular deberá hacer verdaderas virguerías para poder gobernar.
Es el momento, por el bien de los ciudadanos, de un gran acuerdo que permita sacar adelante los presupuestos de la Comunidad, unas cuentas que garanticen y mejoren servicios tan importantes para la población como son la sanidad, la educación y los servicios sociales; que permitan solucionar el problema de la vivienda, arreglar nuestras deterioradas carreteras y recuperar la solidaridad internacional.
El PSOE aragonés debe estar a la altura de las circunstancias. Decía hace pocos días su secretario general, Javier Lambán, que su partido no iba a ser “la muleta” del Gobierno presidido por Jorge Azcón, pero olvidaba que él ha contado con muchas muletas a su paso por el Ejecutivo autonómico. Cuando estaba en la Presidencia, Lambán ponía por encima de todo la estabilidad de Aragón, algo que ahora corre grave peligro.
El agua, el viento y el sol nos han convertido en un gran motor económico a nivel nacional y no podemos parar esa maquinaria por la falta de estabilidad. No nos podemos convertir en Cataluña, que hoy tiene elecciones y mañana también, que hoy rompe su Gobierno y pasado mañana también.
Aragón debe convertirse en un faro de luz para el resto de Comunidades Autónomas y tomar como ejemplo las alianzas que estamos viendo nacer en Europa para aislar a aquellos que solo buscan el beneficio propio y el de los que les aplauden, para arrinconar a los que están en contra del progreso. Las grandes coaliciones deben servir para sacar adelante políticas que beneficien a la mayoría y no solo a unos pocos elegidos.
Debemos remar juntos para conseguir que Aragón siga siendo una tierra de oportunidades, para mantener el crecimiento, para seguir siendo líderes en la generación de energías renovables y que las grandes empresas tecnológicas nos sigan teniendo como punto de referencia. Pero este liderazgo debe repartirse entre las tres provincias. No podemos permitir que, por la poca altura de miras de algunos, en nuestra Comunidad haya territorios en una lista negra para los grandes proyectos de inversión que huyen de la conflictividad social y política.
Desde nuestra formación estamos convencidos de que Aragón necesita, de una vez por todas, de un gran pacto político en el que los dos grandes partidos estén de acuerdo en lo fundamental. Nadie cuestiona que gobierne la formación más votada, pero esta necesita de una estabilidad para poder hacerlo, algo que solo puede darle en estos momentos el PSOE, al que consideramos un partido con sentido de Estado.
Los socialistas aragoneses deben demostrar que tienen voz propia y los populares tienen que garantizar que Aragón está por encima de todo, tal y como defendieron a ultranza en su campaña electoral. Lo único que importa en estos momentos son los aragoneses y las aragonesas. Unamos nuestras fuerzas y trabajemos juntos por y para Aragón, dejando de lado los extremismos y apostando por la moderación que es garantía de estabilidad.
(Publicado en Heraldo de Aragón)