Estoy convencida. Atajar la despoblación ha sido y será imposible sin la firma de un Pacto de Estado que se geste desde la generosidad de todas y cada una de las fuerzas políticas intervinientes. Y esto será imprescindible pero no suficiente. Se pidió en Madrid y supone el principio del aval para revertir la situación y avanzar hacia el objetivo de mantener a raya la despoblación con pueblos vivos y oportunidades. Con la vista puesta en los territorios despoblados, y con claro espíritu enraizado al objetivo de justicia interterritorial a la que cada uno de los habitantes rurales tiene derecho. Si todos somos capaces de avanzar en esa línea común estaremos en la senda correcta.
La despoblación es un asunto de gran importancia para esta Comunidad Autónoma, que tiene las singularidades que todos conocemos y muy especialmente para Teruel y su provincia. El PAR ha venido advirtiendo y sigue y advirtiendo que la unidad social, la generosidad política, la voluntad de los partidos y Comunidades Autónomas, del Gobierno de la nación y Europa (fondos europeos) son requisitos esenciales. Y a todo hay que añadir una suficiente y justa financiación autonómica que no tenemos debido a egoísmos partidistas y electoralistas de los grandes partidos en Madrid, que priman sus intereses.
Desde 1975 la población española ha aumentado un 36% pasando de 36 millones de habitantes a +/- 47, pero ese aumento no afecta al medio rural del que siguen emigrando los jóvenes. En Aragón, como he apuntado, necesitamos la implicación de la Administración central y de todas las administraciones, incluida la europea, de cara a impulsar nuevas políticas de reequilibrio territorial y el impulso de proyectos que frenen la desertización del medio rural. También y como aportación, en las zonas rurales sometidas a la cruda despoblación son necesarias inversiones en tecnologías de la información y la comunicación.
El problema es grave. Yo me resisto a ver como languidecen y mueren nuestros pueblos. Me gusta sentir el territorio vivo, su paisaje, su gente. Ver las escuelas abiertas, las oportunidades de trabajo para las familias que quieran asentarse en el medio rural.
Según cifras de la ONU, en 2020 un 43,83% de la población mundial vivía en zonas rurales. Estiman que para 2050 bajará al 31,64% y, si la tendencia no se revierte, (estamos a tiempo), en el caso de España solo una de cada 10 personas vivirá en esas fechas fuera de las ciudades. Si todos nos involucramos, como decía al principio de este artículo, y coincidimos bajo el paraguas del objetivo común, podríamos acercarnos al fin que deseamos, que no es otro que la permanencia en los pueblos, el regreso a lugares que sintamos propicios y propios con arraigo afectivo, y nunca hostiles. Estamos sensibilizados con ello. Además, apostamos por la agricultura y la ganadería a las que hay que apoyar; por la hostelería y el turismo; por el empleo en la construcción y por la implantación de pequeños negocios y/o empresas comarcales que ofrezcan futuro y asienten población. Trabajamos en ello. En el PAR sabemos de esto. Somos impulsores de los grandes proyectos de Aragón; capaces de trabajar e influir al máximo para que el corazón del medio rural siga latiendo y convencidos de que la evolución y futuro de Aragón está en la suma entre lo rural y lo urbano.
Quiero agradecer, por cierto, el excelente trabajo de Arturo Aliaga, que ha cerrado un acuerdo con Dorna Sport basado en la responsabilidad, generosidad y ética política para la celebración del Gran Premio de Aragón hasta 2026. Al menos para tres pruebas: 2022, 2024 y 2026. El Gran Premio de 2022 está garantizado y la siguiente prueba en 2024, un año después de las elecciones. Será el nuevo gobierno el que comprometa los fondos. Y si, por ejemplo, entre el Gobierno de Aragón y Dorna vieran interés por un campeonato en 2025, sería cuestión de ponerse de acuerdo.
(Artículo publicado en La Comarca 08-03-22)