La proclamación del Rey Don Felipe supone un tránsito y unas expectativas que conjugan tanto la trascendencia histórica del momento y las circunstancias complejas que vivimos, como la normalidad y estabilidad de las previsiones constitucionales y la esperanza en el futuro.

La voluntad manifestada por los ciudadanos en las urnas, con motivo de las Elecciones al Parlamento Europeo del pasado domingo, ofrece algunas conclusiones imprescindibles. Escuchar la voz o las voces expresadas por la sociedad y actuar en consecuencia es un mandato.

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