El Título VI de nuestro Estatuto de Autonomía vigente está destinado a detallar la ‘Organización territorial y gobierno local’ de la Comunidad. Se trata de un aspecto fundamental para el presente y el futuro de Aragón porque determina, entre otras cuestiones, la adecuación de las estructuras públicas a la realidad social y geográfica, cómo han de prestarse mejor los servicios a los ciudadanos, la capacidad de iniciativa compartida desde todos los rincones y el valor de tratar de mantener un territorio equilibrado y en crecimiento común.
Además de incorporar las comarcas como elemento diferencial, el Estatuto dedica un artículo específico a ‘Zaragoza, como capital de Aragón’ que ‘dispondrá de un régimen especial establecido por Ley de Cortes de Aragón’
Para el PAR se trata de un mandato y de una oportunidad para ‘hacer Aragón’ porque Zaragoza es, como recogía nuestro programa electoral de 2011, la ‘gran ciudad aglutinadora de la mayor parte de la población aragonesa, además de motor del desarrollo social y económico de Aragón’. Por ello, resultan necesarias ‘una ampliación, en algunos casos, y mejora de sus competencias como municipio y en una financiación singular’. De esto se trata cuando se indica que necesita un ‘régimen especial’.
Este objetivo del PAR, integrado también en el actual Acuerdo para la Gobernabilidad de Aragón, estará presidido en su concreción por la búsqueda del consenso preciso (ya ha comenzado esa labor con la constitución del grupo de trabajo el pasado viernes) pero también por la determinación de llevar a cabo la elaboración y promulgación de la Ley de Capitalidad como parte imprescindible de una reforma dirigida a ‘lograr un entramado administrativo más eficiente, menos costoso y más útil para los ciudadanos’ que potencie ‘la política territorial aragonesa’, en la que Zaragoza es un activo esencial no sólo por su pujanza demográfica y económica, sino por la trascendencia del papel que puede ejercer más aún a fin de construir un Aragón mejor, el Aragón que queremos.