El desarrollo económico y la globalización han propiciado un aumento considerable de los flujos internacionales de mercancías. Europa y su mercado de más de 500 millones de ciudadanos, ha experimentado un crecimiento de intercambios comerciales con América, África y Asia. España y la Península Ibérica no son ajenas a estos movimientos y han visto cómo sus infraestructuras de todo tipo han tenido que adaptarse a este fenómeno, provocando incluso la saturación y la ineficiencia en algunos modos de trasporte penalizando la competitividad por los costes e ineficacias.
La baja participación del ferrocarril en el flujo de mercancías entre la península Ibérica y el resto de Europa constituye un serio hándicap que precisa de una solución desde el punto de vista funcional y ambiental.
La posición logística de Aragón ha alcanzado un protagonismo relevante en la esfera nacional e incluso internacional, configurando una oferta conjunta a los actores del sector que está dando buenos resultados de actividad económica y creación de empleo.
Áreas logísticas públicas y privadas, polígonos y áreas industriales reforzadas por conexiones intermodades, aeroportuarias, portuarias, ferroviarias y de transporte por carretera conectadas que aglutinan un importante núcleo de operadores y empresas logísticas locales, nacionales e internacionales y el apoyo e implicación de la Universidad de Zaragoza y el MIT en la formación e investigación, configuran un ecosistema de gran proyección para Aragón.
Iniciados los trabajos en los corredores atlántico y mediterráneo con compromisos de inversiones cofinanciadas por los mecanismos europeos además de compromisos temporales y financieros del Gobierno de España, parece necesario impulsar, para reforzar la posición logística de Aragón, la necesidad de reapertura del Canfranc y preparar de cara a la revisión de los Ejes de transporte europeos, una estrategia de defensa de la Travesía Central del Pirineo como proyecto de futuro, poniendo en valor los beneficios económicos y medioambientales que dicha infraestructura reportaría a nuestra Comunidad y por ende al acceso a Europa.
Efectivamente no es nueva la reivindicación aragonesa de permeabilizar los Pirineos, y a lo largo del tiempo numerosos estudios y acciones han llevado a las instituciones europeas la necesidad de asegurar una conexión de gran capacidad ferroviaria para resolver el estrangulamiento y las limitaciones que han puesto de manifiesto por los extremos donde se concentra el tráfico de mercancías y personas.
Resulta necesario que Aragón establezca una estrategia destinada a posicionar la TCP como infraestructura necesaria para impulsar la Proyección logística económica y territorial de Aragón. Y ahí está el PAR para proponerla.
Resulta necesario establecer una agenda precisa para recabar los apoyos de los agentes económicos y sociales y los apoyos políticos de otros territorios e institucionales para presentar ante Bruselas una propuesta seria sobre la necesidad de priorizar la TCP y su inclusión en los mecanismos de financiación comunitarios.
Resulta necesario que en las relaciones con el Gobierno de España, a través de la Comisión Bilateral, se confirmen como proyectos de Estado tanto la reapertura del Canfranc como la TCP para recabar su apoyo político y financiero.
Los grandes proyectos para Aragón tardan muchos años en consolidarse. La apuesta estratégica de la logística aragonesa lleva ya casi veinte años de andadura. Han pasado 25 años desde la firma del Pacto del Agua y todavía quedan obras sin concluir. La autovía mudéjar lleva más de 25 años en obras y no está completo su trazado.
La Travesía Central del Pirineo es necesaria para fortalecer el futuro económico de esta tierra y para que España tenga un acceso seguro al corazón de Europa.