Al margen de la tragedia, de la cuál mucho se ha hablado y espero que en el futuro se depuren responsabilidades políticas, se mejoren infraestructuras y en definitiva nos preparemos para que algo similar no vuelva a ocurrir, quisiera hacer una reflexión de la sociedad en la que vivimos.
Estamos en la era de las redes sociales, la desinformación, los bulos y la polarización en todos los sentidos de la sociedad.
Lo hemos visto todos los días aunque a veces no siempre somos conscientes de ello.
El Gobierno cambia las reglas del juego y cambia los criterios para elegir a los dirigentes de RTVE y nos dice que ahora es mucho más plural, antes dos tercios de la cámara y ahora una mayoría simple. Veremos la pluralidad el día que un partido gobierne con mayoría absoluta, la objetividad brillará por su ausencia.
Hemos visto a mucha gente salir a la calle a manifestarse cuando un tal Rubiales, presidente de la federación de fútbol, dio un beso «forzado» en la boca a una jugadora tras ganar el mundial, pero nadie ha salido a manifestarse después de que un político de izquierdas, de los que llevaba el feminismo por bandera, forzara y «abusara presuntamente» a unas mujeres en varias ocasiones y claro nadie sabía nada.
Incluso tenemos al madridismo enfadado porque no le han dado un trofeo a uno de sus jugadores, y al resto de aficionados que no son del Madrid pues encantados de que no se lo den, más encantados de que no se lo den a él que de que lo haya ganado un español. Porque los españoles a veces perdemos el punto de vista y odiamos más de lo que amamos, aquel «mal de muchos consuelo de los tontos» está más presente de lo que debería y poco a poco debemos de cambiar esta situación y valorar más lo que tenemos, la familia, amigos, salud e ir a una sociedad mas cívica y solidaria, buscando siempre el bienestar general.