El coronavirus nos ha traído más de una crisis. La sanitaria lleva semanas en el centro de todas las conversaciones, con los argumentos y recomendaciones que nos dan los especialistas sanitarios y epidemiólogos, y pendientes los demás de sus avisos y recomendaciones. Aunque parece que lo peor ha pasado, nos dicen, aún queda por hacer y hay que ser prudentes. Pero dicho esto, creo que también debemos ya hablar de la crisis económica, porque ahí lo peor está por venir, especialmente en sectores como el campo, la hostelería o el sector servicios,. En el mundo, en España y por supuesto en la provincia de Teruel.
El Gobierno de España anunciaba medidas especiales para que esta crisis no deje atrás a los más vulnerables, pero no deben olvidar a los autónomos y las pymes, que sustentan y vertebran este país, y que están en grave riesgo. Ante este escenario, es necesario tomar medidas valientes y decididas, y una fundamental sería establecer una moratoria en los créditos y una bonificación de los intereses. Si no se hace, cualquier tipo de financiación como las líneas ICO de financiación será inútil porque en vez de arruinarse ahora se arruinarán dentro de un año. No hay que olvidar que hay empresarios como los del sector turístico, o los ganaderos de lidia en esta provincia que van a estar meses sin trabajar, por una circunstancia ajena a ellos, que no tiene que ver con la rentabilidad de su negocio. Es posibles ayudarles estableciendo esa moratoria que el Gobierno de España puede aprobar, como ya han hecho otros países, o incluso una bonificación de los intereses.
Se trata de entender las especiales circunstancias que viven los autónomos y las pequeñas empresas, a las que se les remite como ayuda a los créditos ICO de liquidez pero cuando tienen que recurrir a estas lineas es porque la situación de su empresa es comprometida, no tienen aval porque no hay solvencia, y sin ella no hay crédito… y es un círculo que les atrapa.
La vertiente económica de esta crisis tiene que tener en cuenta por supuesto la especificidad del mundo rural. Son muchas las voces que lo están manifestando en las últimas semanas, desde distintas posiciones ideológicas, para abordar la desescalada del confinamiento pero también creo que debe ser un planteamiento para el futuro, porque si hay una España de dos velocidades también tiene que haber dos inversiones diferentes. Así que quizá es el momento de dar un paso más, de abordar esa rebaja de impuestos en el medio rural que planteamos algunas formaciones políticas como el Partido Aragonés, con impuestos bonificados para el mundo rural ¿por qué no un IVA rural del 10 por ciento?. Porque nuestros pueblos tienen otros tiempos y otras necesidades distintas de las que ven en los despachos de las grandes ciudades, en eso coincidimos todos, y por eso las decisiones que se toman pegadas al territorio suelen ser más eficaces. Pero las administraciones locales tenemos una capaz de decisión limitada. ¿En qué podemos ayudar? Desde la Diputación de Teruel ya hemos aprobado inyectar liquidez, adelantando tributos y aprobando planes como el Plan de Empleo o el Plan de Concertación para fortalecer económicamente a los ayuntamientos y que puedan así atender las necesidades de los vecinos y hacer obra pública que dinamice la economía de los pueblos. Pero tenemos también recursos limitados porque ni siquiera podemos gastar el superávit alcanzado por los ayuntamientos que en la provincia alcanzaría los 200 millones de euros, mientras el Gobierno central no nos autorice.
Son tiempos difíciles y necesitamos decisiones valientes, un gran pacto de Estado para atender a todos, fomentar lo que nos une y apartar lo que nos separa, algo que hemos demostrado muchas veces en Aragón, una altura política que habrá que ver si encontramos en Madrid.