Celebramos el Día de Aragón de 2014, en un contexto social y político de gran complejidad, una encrucijada que presenta tantos desafíos como esperanzas, tantas urgencias como horizontes para nuestra Comunidad.
De nuevo, al igual que en otras ocasiones a lo largo de la Historia, los aragoneses estamos llamados al compromiso con nuestra tierra y nuestras gentes, bajo la garantía de la firmeza en las convicciones, la claridad de objetivos y el esfuerzo común. Ante nosotros, insostenibles cotas de desempleo, en general y sobre todo juvenil, que suponen la principal quiebra del estado de bienestar y un grave riesgo de fractura social, pese a atisbarse los primeros síntomas de una recuperación que es hoy urgente. En lo político, una perspectiva de cuestionamiento de la letra y especialmente del espíritu de convivencia y respeto a la pluralidad señalado por la Constitución, que trata de ser desbordado tanto por las ambiciones soberanistas de Cataluña como también por las pretensiones recentralizadoras de algunos partidos recientes. Se suma a todo ello un clima ciudadano de desapego hacia la política, los asuntos públicos y sus representantes, lógicamente motivado por una crisis profunda y demasiado larga, carente de soluciones rápidas, con reformas imprescindibles aunque no inmediatas en sus efectos y con llamativos, aunque concretos, casos de corrupción y falta de honestidad. En estas circunstancias, es imprescindible distinguir las cuestiones que a los ciudadanos aragoneses nos resultan realmente prioritarias e importantes, y trazar un camino que nos reúna y que sirva no sólo para transitar las dificultades sino para superarlas y corregirlas en beneficio de todos y de Aragón, nuestra comunidad. Debemos anteponer la atención a las miles de familias que se ven afectadas por los peores golpes de una crisis, especialmente laboral, que ha generado duras consecuencias para la sociedad y escasez de recursos en las administraciones públicas a fin de afrontar la lucha contra el paro y medidas de reactivación de la economía. Contamos con nuestra capacidad colectiva, la responsabilidad de nuestros gobiernos e instituciones de Aragón, el resuelto esfuerzo de los empresarios y trabajadores, la solidaridad y apoyo de las familias y entidades, y un valioso potencial para salir adelante, para transformar la realidad social, disminuyendo mucho más los niveles de paro y recuperando con solidez el bienestar y la prosperidad de todos. Históricamente hemos demostrado la fuerza de todos esos recursos y de nuevo, van a dar resultado porque además, se reafirman sobre otro factor fundamental: la Autonomía, una herramienta de primera magnitud para alcanzar los fines prioritarios para nuestra sociedad. El vigente Estatuto incluye instrumentos que debemos reivindicar y aplicar, por ejemplo en materia de financiación de nuestros servicios e inversiones. El autogobierno no sólo es un derecho que nos corresponde como Comunidad histórica y como pueblo, sino que también, de la misma forma que en las tres últimas décadas propició un incuestionable desarrollo para Aragón, se constituye en una palanca eficaz contra la crisis. Más autonomía equivale a más fuerza para impulsar la reactivación y el empleo. No podemos permitir que nadie debilite ni arrebate esta herramienta o, en sentido opuesto, pugne por hacerse con privilegios o apropiarse de realidades culturales e históricas compartidas, a costa de Aragón y desde una actitud inadmisible ante nuestras leyes, pasado, proyectos y sentimiento.
Celebramos el Día de Aragón de 2014, en un contexto social y político de gran complejidad, una encrucijada que presenta tantos desafíos como esperanzas, tantas urgencias como horizontes para nuestra Comunidad. De nuevo, al igual que en otras ocasiones a lo largo de la Historia, los aragoneses estamos llamados al compromiso con nuestra tierra y nuestras gentes, bajo la garantía de la firmeza en las convicciones, la claridad de objetivos y el esfuerzo común.
Ante nosotros, insostenibles cotas de desempleo, en general y sobre todo juvenil, que suponen la principal quiebra del estado de bienestar y un grave riesgo de fractura social, pese a atisbarse los primeros síntomas de una recuperación que es hoy urgente.
En lo político, una perspectiva de cuestionamiento de la letra y especialmente del espíritu de convivencia y respeto a la pluralidad señalado por la Constitución, que trata de ser desbordado tanto por las ambiciones soberanistas de Cataluña como también por las pretensiones recentralizadoras de algunos partidos recientes.
Se suma a todo ello un clima ciudadano de desapego hacia la política, los asuntos públicos y sus representantes, lógicamente motivado por una crisis profunda y demasiado larga, carente de soluciones rápidas, con reformas imprescindibles aunque no inmediatas en sus efectos y con llamativos, aunque concretos, casos de corrupción y falta de honestidad.
En estas circunstancias, es imprescindible distinguir las cuestiones que a los ciudadanos aragoneses nos resultan realmente prioritarias e importantes, y trazar un camino que nos reúna y que sirva no sólo para transitar las dificultades sino para superarlas y corregirlas en beneficio de todos y de Aragón, nuestra comunidad.
Debemos anteponer la atención a las miles de familias que se ven afectadas por los peores golpes de una crisis, especialmente laboral, que ha generado duras consecuencias para la sociedad y escasez de recursos en las administraciones públicas a fin de afrontar la lucha contra el paro y medidas de reactivación de la economía.
Contamos con nuestra capacidad colectiva, la responsabilidad de nuestros gobiernos e instituciones de Aragón, el resuelto esfuerzo de los empresarios y trabajadores, la solidaridad y apoyo de las familias y entidades, y un valioso potencial para salir adelante, para transformar la realidad social, disminuyendo mucho más los niveles de paro y recuperando con solidez el bienestar y la prosperidad de todos. Históricamente hemos demostrado la fuerza de todos esos recursos y de nuevo, van a dar resultado porque además, se reafirman sobre otro factor fundamental: la Autonomía, una herramienta de primera magnitud para alcanzar los fines prioritarios para nuestra sociedad.
El vigente Estatuto incluye instrumentos que debemos reivindicar y aplicar, por ejemplo en materia de financiación de nuestros servicios e inversiones. El autogobierno no sólo es un derecho que nos corresponde como Comunidad histórica y como pueblo, sino que también, de la misma forma que en las tres últimas décadas propició un incuestionable desarrollo para Aragón, se constituye en una palanca eficaz contra la crisis. Más autonomía equivale a más fuerza para impulsar la reactivación y el empleo. No podemos permitir que nadie debilite ni arrebate esta herramienta o, en sentido opuesto, pugne por hacerse con privilegios o apropiarse de realidades culturales e históricas compartidas, a costa de Aragón y desde una actitud inadmisible ante nuestras leyes, pasado, proyectos y sentimiento.
Ese derecho, esa eficacia de la autonomía y esos principios de convivencia son ignorados y atacados por los que aprovechan demagógicamente en beneficio propio, la recesión económica o las dificultades de los presupuestos públicos para exigir un retorno a un estado centralizado y también por quienes proclaman posturas insolidarias o radicales.
Defender Aragón implica denunciar ambos extremos de ruptura y trabajar con mayor intensidad por el desarrollo del autogobierno. El Partido Aragonés, con firmeza y diálogo, ha destinado una tarea constante e intensa, en particular a través de las relaciones bilaterales con el Estado que reconozcan para Aragón, la posición principal que merece en España, y nuestra realidad institucional, geográfica y social; que supongan las inversiones imprescindibles para la economía, el territorio, las familias, las personas; que otorguen mayores recursos a nuestra Comunidad y la posibilidad de destinarlos a acciones para procurar la igualdad de oportunidades y progreso a todos los aragoneses. Aragón es diferente y merece un trato diferente porque no queremos ser más pero tampoco menos que nadie.
En ese empeño, hemos conseguido avances pero tenemos que perseverar porque es necesario concretarlos, profundizar en sus resultados, vencer resistencias y amenazas. En ese sentido, la próxima revisión del modelo de financiación es un reto inminente para el que será imprescindible el respaldo social a las razonables demandas para nuestra tierra, con tanta contundencia o mayor si cabe como los aragoneses mantenemos la defensa del máximo aprovechamiento del agua de nuestros ríos; de la verdad sobre los símbolos, las lenguas y la Historia de la Corona de Aragón; de nuestras instituciones señeras como el Justicia; de las aspiraciones y posibilidades de crecer.
Con todo ello, en el Día de Aragón, reafirmar el aragonesismo, es una forma idónea de combatir la crisis y fundamentar unas perspectivas que garanticen nuevos logros en adelante.
Tampoco se le oculta a nadie que es imperativo recuperar la confianza de los ciudadanos en nuestras instituciones públicas. La Autonomía debe favorecer también ese objetivo, fomentando la cercanía de las administraciones y sus representantes democráticos con la sociedad, la eficiencia de su funcionamiento, la organización territorial más adecuada para Aragón y próxima a los aragoneses, la responsabilidad de los cargos públicos ante sus actos. Es indudable que la Autonomía es cercanía y ésta favorece la transparencia y la limpieza en las instituciones. No podemos equivocarnos incorporando a todo y a todos en la misma consideración negativa ni dando pie a alternativas superadas o inviables. Los derechos y deberes de los aragoneses y los principios rectores de las políticas públicas, fijados en el Estatuto, delimitan un marco idóneo por el que trabajar.
Aragón es una Comunidad con identidad milenaria, con un presente que supone dificultades y con gran futuro, pero sobre todo, es una Comunidad con un pueblo aragonés que siente orgullo por el pasado, que afronta con resolución los desafíos de hoy y que refuerza su convicción ante el porvenir en común. El PAR expresa nuevamente en este 23 de abril su compromiso con Aragón y su plena certeza en que la colaboración de todos y la potenciación de la Autonomía, harán que este pueblo supere los obstáculos y conseguirán levantar el Aragón que queremos. Para todos. En esa labor, siempre estará el PAR.