En el Estatuto de autonomía de Aragón aparece recogida la fecha del 23 de abril, Día de Aragón. Una celebración tradicionalmente llena de contenidos para que los aragoneses y aragonesas puedan disfrutar de esta festividad tan arraigada en el territorio.
Mañana, la mayoría celebraremos San Jorge de una manera diferente y singular. Seguiremos reivindicando Aragón, sí, pero desde el confinamiento en casa. Algunos desde nuestros hospitales, y otros muchos desde sus lugares de trabajo con los ojos y el alma puesta en cada uno de los afectados por el coronavirus.
Aragón se enfrenta esta vez a un dragón, la COVID -19, que será derrotado por muchos de los «San Jorges» que se encuentran repartidos por Zaragoza, Huesca, Teruel y sus respectivas provincias. En más de 700 municipios, y todos dispuestos a ganar la batalla.
La pandemia de COVID-19 como decía el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, es la peor crisis global desde la Segunda Guerra Mundial.
Como servidor público me preocupan las familias, los jóvenes, la afección al turismo, los agricultores, las pymes, los autónomos, y por consiguiente el bienestar y el empleo. Me preocupa Aragón, su medio rural y la manera tan abrupta de irrupción del virus.
Somos la única Comunidad Autónoma que ha sido capaz de sentar en una mesa a todos los grupos políticos con representación parlamentaria y a los agentes sociales, tanto empresarios como sindicatos. Me enorgullece decir que el PAR siempre ha estado y está en los acuerdos que han hecho y hacen prosperar Aragón. En mejores y peores momentos.
Entiendo que el Gobierno de España debería abrirse a sindicatos y organizaciones empresariales para tomar decisiones, y considero esencial la coordinación europea y la aplicación de medidas con denominador común europeo. La creación de un fondo de 500.000 millones destinados para gasto sanitario y la reversión de la pandemia es sin duda una buena noticia. La solidaridad europea no se puede tambalear aunque existan reticencias de algunos de los países más ricos que integran la UE.
Es tiempo de maximizar y unificar esfuerzos. De primar lo que une y no lo que separa. De prevalencia del interés general por encima de cualquier otro. Tiempo para la esperanza, la colaboración, la empatía y la generosidad política.También de la humanidad que he vivido y vivo cada día en mi hospitalización.
Desde el corazón de la sanidad aragonesa, rodeado de profesionalidad y cariño de los grandes equipos que tenemos en nuestros hospitales, quiero expresar mi enorme gratitud a todos y cada uno de los sanitarios que nos atienden a los contagiados. Gratitud que elevo a todo el personal directa e indirectamente relacionado con los centros hospitalarios. También a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, agricultores, personal de correos, trabajadores públicos, reponedores, cajeras….
Y quiero elogiar, defender y homenajear a la generación más castigada por esta pandemia. La de nuestros padres. Aquellos que trabajaron por la transformación social, política y económica. Aquellos y estos que vivieron la posguerra, que pasaron dificultades y hambre. A los que hubieran dado la vida para que sus hijos estuvieran más preparados.
Fueron y son los que vuelven a ser castigados con la mayor dureza.
A todos ellos dedico mi reconocimiento.
Expresó mi solidaridad con todos los aragoneses y aragonesas, y muy especialmente con los enfermos afectados por el coronavirus, y transmito mis condolencias a las familias, amigos y compañeros de los que nos han dejado en circunstancias tan dolorosas. Sin despedidas y sin el último adiós. A ellos dedico mi artículo.
Feliz San Jorge!
Feliz Día de Aragón!