El próximo 19 de junio se cumplirán dos años de la caída del Torico. Aquel domingo, a primera hora de la mañana, el símbolo de todos los turolenses sufrió gravísimos daños, al igual que la columna que lo sustentaba, mientras se retiraban unas sogas que habían sido colocadas a modo de adorno durante la celebración del Congreso Nacional del Toro de Cuerda.
Dos años después, el Torico está guardado en una caja en el Museo Provincial a la espera de decidir qué se hace con él.
Hace unos días, la alcaldesa de la ciudad anunció que se va a seguir el planteamiento técnico que fue propuesto hace ya un año por los expertos del Museo y se va a proceder a la restauración de la estatua. Esto es algo lógico además de muy esperado, pero la señora Buj añadió que el Torico no va a volver a su sitio.
Con la excusa de que la estatua de hierro sería sometida a una situación «demasiado agresiva» en la celebración de la Vaquilla y que hacerlo “impediría celebrar una de las tradiciones de la ciudad como es la puesta del pañuelico«, se ha decidido de forma unilateral que el símbolo que ha presidido el día a día de nuestra ciudad se exponga en un sitio cerrado, todavía por decidir, y no vuelva al lugar donde debería estar.
Está claro que quitar o poner el pañuelo al Torico es uno de los momentos más intensos y mágicos de la ciudad, pero también está claro que no tiene por qué suponer una agresión para la estatua, es tan sencillo como pedir al vaquillero o vaquillera que trepe por la columna, que actualmente se encuentra en perfectas condiciones, que no se agarre a la estatua y solo lo haga a su pedestal, protegiendo así, nuestro patrimonio. Estamos seguros que quienes se encarguen de poner o quitar el pañuelo de ahora en adelante, estarán encantados de acatar esta indicación y velarán por proteger a nuestro Torico, tal y como lo haríamos los miles de turolenses que aplaudiremos la puesta o retirada del pañuelo.
Que la decisión sobre el futuro del Torico debería ser tomada contando con la opinión de los ciudadanos, de los vaquilleros y vaquilleras, de todas las peñas y por supuesto de los expertos, es algo elemental.
Son muchos los turolenses que, aun comprendiendo que el Torico tuviera que ser sustituido puntualmente cuando el auténtico cayó al suelo, a día de hoy afirman no sentirse representados por la réplica que como un lookalike preside la plaza, es algo tan simple y tan profundo como que ese no es el que les ha visto crecer y vivir y no es al que han visto durante toda su vida al alzar la vista al cielo.
Desde el Partido Aragonés defendemos que el Torico debe de volver a lo alto de su columna en la plaza, para lucirlo, para seguir haciendo historia y tradición y para para quererlo y protegerlo, siempre, también en la Vaquilla. ¿Se concebirían las fachadas modernistas de la plaza de Carlos Castel, la torre mudéjar de san Martín o el acueducto de Los Arcos, encerrados entre las cuatro paredes de algún museo porque durante tres días al año tienen que convivir con nuestra fiesta?
Pero sobre todo, desde el PAR pedimos que la decisión sobre el futuro del Torico se adopte de manera consensuada, contando con las opiniones y pareceres que se oyen fuera del salón de plenos del ayuntamiento y que la voz de los turolenses sea escuchada y tenida en cuenta.
(Publicado en Diario de Teruel 05-06-24)