Inmersos en el inicio del curso político y de cara a las próximas elecciones de mayo los aragoneses, los servidores públicos y los que no, vamos a tener que abrir la mente de forma casi obtusa para separar -entiéndanme- el grano de la paja en esas cuestiones de lo político, de la cosa pública que a todos nos conciernen. Los primeros, entre los que me incluyo, para intentar explicar bien el trabajo realizado desde las ideas que cada uno defendemos y los segundos para no equivocarse y que no les equivoquen a la hora de votar.
Lo cierto es que, aparte de esa lluvia política fina que ya va cayendo a modo de larga precampaña, el previo a las urnas siempre es un periodo apasionante y esperanzador. Lo que tengo claro es que ningún partido debería olvidar durante los próximos meses que Aragón es y debe ser lo primero por encima de otros intereses electorales o electoralistas que se van a ir imponiendo con más prisa que pausa y que no debieran por el bien de todos y de todo. Entrar en precampaña electoral 8/9 meses antes de las elecciones no significa que haya que dejar de lado el trabajo pendiente que está por hacer.
El Gobierno de Aragón del que formamos parte y por el que nadie daba un duro está funcionando y va a seguir activo. Somos el único partido de centro aragonesista en Aragón. He de recordar que ha sido el Partido Aragonés, pese a quien pese, el que ha centrado las políticas y eso supone acuerdo, aprobación, aplicación, eficacia. Esto es así y va a seguir siendo. Centramos políticas de izquierdas y centramos las políticas de derechas que concluyen en compromisos mayoritarios. Una faena poco visible, pero que reporta innumerables beneficios a la mayor parte de la sociedad aragonesa en cada etapa política. Sin esa labor y además, la inestabilidad política y la ineficacia estarían servidas: acción política paralizada y frenazo político al desarrollo de la Comunidad Autónoma.
Con la fuerza que tenemos gestionamos con nota sectores estratégicos como la logística, el turismo, la energía o la agroalimentación y apostamos decididamente por los sectores tecnológicos. Ese es nuestro trabajo. Nuestra apuesta es reforzar la posición competitiva de las pymes y también, como dice el vicepresidente del Gobierno y consejero de Industria, Arturo Aliaga, la captación de inversiones y el apoyo a la reindustrialización de las comarcas mineras, el sector de la nieve…
La esencialidad del PAR en Aragón es incuestionable. Queremos y trabajamos para que Aragón se desarrolle al máximo nivel. Tenemos vocación de partido al servicio de Aragón, nuestra casa por excelencia. Hacemos defensa de lo nuestro y evitamos políticas lesivas; defendemos el máximo nivel de autogobierno desde el respeto al marco constitucional, el reconocimiento de nuestros derechos históricos y un sistema de financiación autonómica suficiente que todavía no se ha producido por los intereses políticos de PP y PSOE en Madrid. Y difícil lo tenemos ahora tan cerca como estamos de la cita electoral. Necesitamos un nuevo modelo que sea justo con Aragón, que atienda nuestras singularidades como la despoblación que tanto sufrimos, el envejecimiento, la orografía o el carácter fronterizo que tanto encarecen la prestación de servicios.
Algunos empiezan a hablar del bipartidismo político como un cambio de ciclo que se acerca, ¿enterraría más profundamente la reforma del nuevo modelo de financiación autonómica? Seguramente.
Entendiendo que la política debe ser plural en ideas no es buena la vuelta de otras etapas en las que las antiguas regiones como Aragón poco pobladas y con una escueta bolsa de voto estaban discriminadas y en la cola para todo, debido a la falta de rentabilidad política para cualquiera de las dos grandes y únicas fuerzas de alternancia política. Tampoco es bueno un pluripartidismo exacerbado que hiciera imposibles los acuerdos necesarios para conformar gobiernos estables.