Infancia y libros

por Eva Fortea, Partido Aragonés, directora general de Familia Infancia y Natalidad del Gobierno de Aragón

Le debo mucho a la escritora inglesa Enid Blyton. Con nueve años abrí por primera vez uno de sus libros, no recuerdo el título, y me sumergí en las aventuras de Julián, Dick, Ana, Jorge y el perro Tim. Aquello me cambió la vida, y no estoy exagerando, porque despertó en mí un amor que jamás me ha sido infiel y que no ha hecho más que afianzarse y crecer con el paso de los años. Estoy hablando del amor a los libros y a la literatura.

De Blyton pasé a Julio Verne, Rosa Montero, Antonio Gala, Juanjo Millás y cientos de autores y autoras, nacionales y extranjeros, que caían en mis manos y que y así, uno detrás del otro, me han acompañado y me acompañan en mi día a día.

Además de un placer, la literatura y los libros nos ayudan a forjar un carácter, acumular experiencias sin necesidad de vivirlas, descubrir que hay muchas vidas e infinitos mundos y, sobre todo, conocer las ideas de los demás.

Y esto último es fundamental porque solo desde el conocimiento de lo que opina el otro germina en nosotros el respeto y la tolerancia, algo imprescindible para enfrentarnos al mundo en el que vivimos y más en estos tiempos convulsos.

Por eso, más allá de inculcarles valores, es importante que traslademos a nuestros hijos el inmenso poder de los libros. Que no solo es un entretenimiento, sino que va muchísimo más allá.

Cuando de niña terminé de devorar los libros de Los Cinco, recurrí a los autores que leían mis hermanos mayores, después me hice asidua de la biblioteca y ya de adulta, cuando pude permitirme el coste, de muchas librerías a las que sigo siendo fiel.

Estos días muchas ciudades y pueblos en Aragón celebran sus ferias del libro y este es un buen momento para visitar las diferentes casetas y acudir a las presentaciones, pero además, es interesante que lo hagamos en familia, especialmente con los más pequeños. Los datos sobre la edición y venta de literatura infantil y juvenil son realmente esperanzadores y no debemos olvidar que si los niños nos ven con un libro en las manos es probable que quieran saber por qué ese puñado de palabras impresas nos hace reír, llorar, emocionarnos y, sobre todo, disfrutar.

Es también importante que, aunque guiemos sus pasos, les demos libertad para que elijan sus lecturas y definan sus gustos. Que prueben, que piquen de aquí y allá hasta encontrar sus géneros favoritos y sus autores de cabecera. Porque mientras lo hacen, adquieren un bagaje cultural y de conocimiento que será fundamental en su futuro.

Y todo esto que digo de los libros, es extrapolable también a la información. Ahora que hablamos mucho de la libertad de expresión, debemos ser también conscientes de la necesidad de animar a nuestros hijos a acercarse a la información, pero de una manera responsable. En tiempos de fake news, de noticias virales que apenas duran unas horas y medios que intentan confundirnos con titulares sensacionalistas para que clickeemos en un enlace y así recibir más visitas, es más necesario que nunca que nos sentemos con los más pequeños de la casa y les expliquemos qué es la libertad de prensa y la libertad de opinión, y el poder y la responsabilidad que tiene un periodista, pero también el lector que consume esas informaciones.

Libros y periódicos son dos herramientas fundamentales para crecer y formarnos como personas y ciudadanos. No deberíamos olvidarlo nunca.

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