Asistimos en los últimos tiempos a un fenómeno que puede tener consecuencias fatales para nuestro territorio: el del negacionismo político, el del no por el no. El no a las energías renovables, el no al cambio climático y el no a los nuevos proyectos industriales han pasado a formar parte del mantra repetido hasta la saciedad por algunas formaciones políticas.
Se trata de una nueva fórmula de hacer política inventada por Teruel Existe y que ha sido asumida por Vox, confirmando la creación de la nueva coalición Vox Existe. Su mensaje se basa en negarse a todo lo que signifique cualquier tipo de progreso en el territorio, galvanizando los miedos de la sociedad, especialmente la del medio rural. Es una forma populista, burda y de poca calidad moral de aprovecharse del miedo a lo desconocido con un objetivo únicamente electoralista. Podríamos decir que se trata del nuevo comunismo ideológico con el lema de seamos menos aunque seamos más pobres, pero que los pobres nos sigan votando.
Los mismos movimientos políticos, con diferentes nombres, que hoy se oponen a los parques eólicos y fotovoltaicos y al establecimiento de grandes industrias, antes se manifestaron contra la construcción de la central térmica de Andorra y, posteriormente, a su derribo. Este no por el no es lo que hace que muera un territorio en vez de progresar.
Es un gran error hacer uso de estas teorías para hacer política pero, sobre todo, una temeridad porque el miedo a lo desconocido no significa que lo desconocido sea malo. Si el territorio no cambia, no mejora y no evoluciona dentro de pocos años tendremos muchos más pueblos vacíos.
Todos queremos que los jóvenes apuesten por vivir en el medio rural. Para ello, debemos proporcionarles una sociedad moderna, diferente, tecnológica, con oportunidades de trabajo diversas. Por eso, el medio rural debe creerse las oportunidades que brindan las empresas tecnológicas para que estas elijan nuestro territorio para asentarse. Si no evoluciona, si no mejora, si los sistemas de producción del medio rural solamente siguen centrándose en la agricultura y la ganadería dentro de algunos años tendremos un territorio absolutamente vacío.
El campo tiene que renovarse y la sociedad rural también. Uno de los grandes retos en estos momentos es la lucha contra el cambio climático que niegan los terraplanistas. Para ello, el medio rural, su agricultura y su ganadería deben evolucionar. Debemos trabajar por crear sistemas más sostenibles, más verdes y eficaces, haciendo uso de las energías renovables.
Aragón cuenta con un territorio grande, ocupando casi una décima parte de España, y con unas riquezas naturales singulares como son el agua, el viento y el sol. Aprovechemos, de una forma sostenible, lo que la naturaleza nos ha dado para trabajar en el desarrollo de nuestra Comunidad, especialmente en las zonas más despobladas. No pongamos palos en las ruedas de las empresas que buscan terrenos para asentarse y energía para funcionar.
Un medio rural con una economía diversificada ayudará, en primer lugar, a asentar la población. Este es, ahora mismo, nuestro reto más urgente e importante. Es importante y urgente atraer población a nuestros pueblos, pero lo es más evitar que los jóvenes dejen las casas que les vieron nacer para ir a las ciudades en las que encuentran más oportunidades.
Aragón necesita unas políticas firmes, valientes y ambiciosas que favorezcan el desarrollo económico y, por lo tanto, nos hagan más fuertes frente a otras Comunidades. Basta ya de lamentarnos constantemente por la despoblación y por el olvido al que hemos sido sometidos. Desde el Partido Aragonés apostamos por el trabajo, por el esfuerzo, por las nuevas propuestas, que son las verdaderas garantías de progreso y desarrollo.