Me pregunto qué pensarían los zaragozanos si su alcalde considerase innecesaria su presencia en el balcón del Ayuntamiento para acompañar al pregonero de «los Pilares» y delegase en el concejal de festejos.
También me pregunto qué pensarían los españoles si el jefe del Estado o el presidente del Gobierno decidiesen enviar al desfile de las fuerzas armadas, en su representación, al ministro de defensa.
¿Qué cara pondrían los atletas y espectadores si el presidente del COI no presidiera la inauguración de las próximas olimpiadas de 2016 en Brasil…? En realidad me lo pregunto de una forma retórica, porque quienes me están leyendo, y yo misma, conocemos la respuesta. No es difícil adivinar que se sentirían despreciados y tampoco que probablemente tales momentos no hayan sucedido ni sucederán jamás.
¿Qué circunstancias extraordinarias coincidieron el pasado domingo (27 de septiembre) para que el presidente de Aragón no estuviese en el mayor acontecimiento deportivo de la historia reciente de nuestra Comunidad?
Entre los casi 200 países admitidos por la ONU sólo va a haber, en el espacio de quince días, dos eventos capaces de concitar la atención de cientos de millones de espectadores en todo el mundo: el Gran Premio de Japón de Fórmula 1 y el Gran Premio de Aragón de MotoGP ¿Qué otras tareas tenía nuestro presidente más importantes que la de contribuir con su presencia a la difusión del nombre de Aragón en el mundo y dar soporte a los miles de trabajadores y espectadores que hicieron posible un evento sublime?
El VI Gran Premio de Aragón de MotoGP ha dejado 25 millones de euros en el territorio y ha proporcionado varias decenas de miles de jornadas laborales en sólo una semana. Los beneficios adicionales a largo plazo pueden ser todavía mayores si quienes nos gobiernan muestran la misma diligencia que los técnicos que, impecablemente, dirigen la instalación. Al primer Gran Premio de Aragón de MotoGP asistió el Rey de España y, evidentemente, todos los presidentes de Aragón. Cumplieron con su obligación de gestión y representación dignificando el evento en todas las ediciones.
¿Cómo se va a enterar el presidente de Aragón de lo que piensa el Consejero Delegado de DORNA de la capacidad organizativa de nuestra Comunidad, o el presidente de Telefónica que patrocina el evento y estaba en el circuito? Los directivos de algunas de las mayores empresas del mundo estuvieron en Alcañiz, y el presidente de los aragoneses, no.
Estoy de acuerdo en la importancia del gasto social que contribuye a no dejar abandonada a su suerte a una parte de la población, especialmente en estos años de crisis. Y una fenomenal manera de hacerlo en el Bajo Aragón es evitar poner en peligro las miles de jornadas laborales e ingresos de millones de euros que MotoGP y el resto de las pruebas celebradas en MotorLand suponen para sus trabajadores y ciudadanos.
MotorLand no es únicamente un extraordinario proyecto estratégico, también es parte singular de una tradición sustentada durante 50 años por los bajo aragoneses. Y ellos merecen todo el respeto.