No hace mucho, en Mainar, nuestro horno-panadería cerraba sus puertas. Ahora lo recordamos con lágrimas en los ojos. Un ejemplo de negocio necesario en nuestros municipios, sustento de muchas familias generación tras generación.
También recientemente, la papelería El Molino de Daroca estuvo a punto de echar el cierre, pero dos jóvenes emprendedoras han permitido que este servicio continúe en el tiempo.
Pero la falta de relevo generacional hace mella año tras año en cada uno de los municipios de nuestras comarcas. Es de vital importancia la implicación de los jóvenes para el desarrollo del medio rural en todos los ámbitos. Una de las grandes debilidades con las que contamos es el envejecimiento de la población y la baja tasa de natalidad, lo que evidencia que el mundo rural es poco atractivo para la población joven.
Durante años, muchos padres y madres, preocupados por el futuro de sus hijos e hijas, han transmitido a su descendencia la importancia de estudiar, de buscar un buen empleo y salir del pueblo.
A pesar de todo, somos muchos los jóvenes que hemos apostado con ilusión por volver al pueblo e implicarnos tanto en la política y los puestos de decisión de nuestros municipios como en el resto de los ámbitos profesionales.
Pero cambiar esta evolución en los próximos años es extremadamente difícil y es necesario plantearse políticas que apoyen directamente este relevo. Deben ponerse en marcha acciones que atraigan a empresas y, sobre todo, a la juventud y al talento. Evidentemente, los jóvenes debemos poner también nuestra parte de esfuerzo para conseguir vivir en el medio rural, pero es necesario el apoyo de las instituciones para que ello sea viable.
Es obligación de las instituciones hacer atractivo el mundo rural para los jóvenes, para los emprendedores, facilitar el acceso a la formación, facilitar acciones para transmitir los conocimientos de los oficios y mejorar los servicios para que les permitan asentarse, entre otras cuestiones. De esta forma se consigue contribuir a que los pueblos permanezcan vivos, con actividad económica y de futuro, fomentando el equilibrio territorial.
Sin formación ni relevo generacional, oficios como el de carpintero, panadero o herrero están condenados a desaparecer.
Y sin relevo generacional en el sector primario (agricultura y ganadería) nuestros municipios también están condenados.
El relevo es la verdadera solución para la despoblación y todos nosotros, los jóvenes, debemos ser capaces de poner en valor nuestros oficios, nuestros pueblos y nuestra forma de vivir.