La revisión del actual modelo de financiación es, con seguridad, el tema estrella de la legislatura. Sin duda un asunto crucial para los aragoneses que debería ser un asunto de calado, y por ello prioritario para el Parlamento de Aragón.
La garantía de financiación del sistema de bienestar en Aragón dependerá en buena parte de la posición alcanzada en el Parlamento unida a la fortaleza y unanimidad política que proyectemos en Madrid, y por consiguiente de lo que seamos capaces de conseguir en las Cortes Generales.
La financiación autonómica es una cuestión fundamental. En el caso de Aragón para no tener que pagar servicios como la educación o la sanidad, por ejemplo, a un precio mucho más elevado que el que pagan por ellos otras autonomías. La deficiente financiación autonómica supone un lastre con el que seguimos cargando los aragoneses de manera injusta, legislatura tras legislatura.
Debemos ser capaces de explicar en qué consiste, para qué sirve y qué ocurre si los parámetros acordados lesionan los intereses de Aragón. Ser capaces de explicar -no es un tema recurrente que se debata a pie de calle- que le ocurre a usted, a mí, a sus padres, a sus hijos o a sus nietos si a la hora de establecer un nuevo modelo no se tienen en cuenta las peculiaridades de Aragón que encarecen los servicios notablemente. Y también de llevar una sola voz al Consejo de Política Fiscal y Financiera, elevar un único modelo de financiación autonómica consensuado que responda a las aspiraciones aragonesas de gobernarnos nosotros mismos con los fondos suficientes, y que sea defendido por el Gobierno de Aragón con el máximo empeño de cara al siguiente quinquenio.
Desde el PAR exigimos el cumplimiento del artículo 108 que faculta la firma de un convenio bilateral de financiación y que, por tanto, al estar incluida en la norma básica de la comunidad, con rango constitucional, puede exigirse jurídicamente. Defendemos que se hagan los deberes para acudir con una postura unánime de las Cámaras a las negociaciones con el Estado para la revisión del sistema financiero de las autonomías, y reivindicamos la necesidad de convocar la Comisión Bilateral para negociar el modelo aragonés que responda a los criterios de dispersión, despoblación y envejecimiento de la población. Tenemos una vía jurídica, económica y política para llevar un soporte diferenciador para contar con una hacienda foral.
También es necesario que se recalcule y se exija la deuda histórica que el Estado ha contraído con Aragón en los últimos 30 años, como reclamó en el último pleno de Cortes el presidente del PAR, Arturo Aliaga.
La financiación autonómica es tan importante, que el déficit estructural se resolvería si somos capaces de arrancar al nuevo Gobierno de España que salga del 26-J un nuevo modelo que sólo con mejorar levemente lo que hay, resolvería gran parte de los problemas financieros del actual Gobierno, que ya tuvo el anterior. El modelo vigente no nos beneficia. Mientras a Aragón llegan 40 millones a otras CCAA les llegan 400.
Desarrollando el artículo 108 del Estatuto de Autonomía estaríamos facilitando a Aragón los recursos necesarios para compensar lo que creemos que supone una gran deuda histórica del Estado con esta Comunidad. Hay que centrarse en cumplir lo que también dice el artículo 107.5 «Para determinar la financiación que dentro del sistema corresponde a la Comunidad, se atenderá al esfuerzo fiscal, su estructura territorial y poblacional, especialmente el envejecimiento, la dispersión, la baja densidad de población y los desequilibrios territoriales».
Llevamos décadas exigiendo que se reforme el modelo de reparto de los fondos desde la equidad, solidaridad y justicia territorial, sin embargo los pesos políticos y las bolsas de votos han cercenado el derecho de Aragón a una reforma justa. Otras Comunidades como Navarra recibe casi 2.000 millones más que Aragón gracias a su régimen foral.
No sería aceptable un nuevo modelo basado en los parámetros de siempre. El mayor progreso social y crecimiento económico solamente pueden venir de la mano de una financiación suficiente.