Las consecuencias del grave crack del 2008 han sido muy graves. Desde 2011 el Gobierno central se ha empleado en la impulsión de medidas que han hecho efecto colocando a España en la senda de la recuperación por la que nadie daba un duro en 2012. Es sabido que José Luis Rodríguez Zapatero dejó un déficit oculto confirmado por la UE que se desvió 2,5 puntos del objetivo pactado con la Unión Europea. De hecho, la agencia Reuters llegó a publicar que Bruselas había estado convencida de que España había inflado la cifra de déficit de 2011 para que los resultados de los recortes de 2012 no parecieran tan malos. En ese momento el déficit español era según los datos publicados el tercero más alto de la Unión Europea, sólo superado por Irlanda (13,1%) y Grecia (9,1%).
En el Partido Aragonés tenemos claro la especial trascendencia de los próximos comicios para los que el que el 40% de los votantes todavía no tiene decidido el voto. Y tenemos claro que los ciudadanos están a punto de marcar en las elecciones generales más significativas de la etapa democrática, el rumbo político para los próximos cuatro años. Una nueva legislatura que será clave para incrementar el fortalecimiento de la democracia garantizando la transparencia, impulsando políticas enérgicas y eficaces contra la corrupción y aquellas otras que afiancen la economía, el empleo y el estado del bienestar para continuar el camino emprendido hacia la mejora y el progreso social. Y Eso no se logra con propuestas fantasma, ni con discursos a la carta, ni con brindis al sol.
En mi partido tenemos claro que democracia reside en la aceptación del pensamiento y la opinión libre, sin embargo estamos asistiendo a la invención por parte de los partidos emergentes de clichés demagógicos y oportunistas que, repetidamente divulgados en las redes sociales, acaban por implantarse deformando la realidad y ofreciendo una visión partidista y claramente electoralista con el objetivo puesto en el 20-D.
Los partidos emergentes no tienen ni proyecto, ni programa, ni trayectoria para gobernar el país. Lo nuevo contra lo viejo. Eso es lo que venden. La nueva política contra la vieja. Que yo sepa la política no tiene edad. Tampoco la creatividad, ni la belleza, ni la represión. La libertad no tiene edad. Tampoco el sentido común, ni la decencia. Tampoco.
Hemos salido del atolladero, y la razón debería servir de guía, como es deseable en cualquier otro ámbito de la vida con signos claros de recuperación, después de un trance. Es necesario garantizar la gobernanza y el futuro desde la estabilidad, la seriedad y la experiencia con los dos ojos puesto en el interés general.
En estas elecciones nos jugamos algo más que un gobierno. Nos jugamos la salida efectiva de la crisis, la defensa de la legalidad constitucional, y la necesidad de dar respuestas jurídicas y políticas al grave desafío que viola la integridad territorial de España.
Nos jugamos el futuro del Estado de las Autonomías, el crecimiento del empleo, la justicia autonómica financiera, el freno al trasvase, las obras del Pacto del Agua, la N-232 y la N-II, cuyo compromiso asumió Rajoy en su mitin central en Zaragoza, la justicia en la impulsión y aplicación de las políticas fiscales y la credibilidad internacional.
La Coalición PP-PAR aporta el valor y responsabilidad que supone responder a la necesidad y obligación de sumar y presenta a los aragoneses el mejor programa electoral que recoge las singularidades y reivindicaciones de los aragoneses y aragonesas. Entendemos que tan importante es construir y no destruir como avanzar y no frenar. Es el camino.