Acabamos el año con una noticia largamente esperada. Los bienes de Sijena han vuelto al lugar de donde salieron de manera ilegal después de medio siglo. Y eso nos complace enormemente ya que, al final, ha vencido el estado de derecho frente a las artimañas embusteras y maniobras dilatorias de quienes querían burlar la justicia a toda costa. Se ha impuesto el Estado de Derecho y hemos de felicitarnos todos por ello.
Vaya mi aplauso para todos los sijenenses y especialmente para su alcalde de mi partido, Ildefonso Salillas, y para todo Aragón que ha luchado sin tregua desde hace décadas por el regreso del patrimonio expoliado. Que nadie quiera atribuirse el logro político de manera partidista ya que en este conflicto nos hemos empeñado todos. Ahora nos queda seguir trabajando para que regresen las pinturas murales, las piezas de Barbastro-Monzón retenidas en Lérida y el resto del patrimonio expoliado.
Por otro lado, 2018 tiene que ser el año del trabajo y el empleo. De la justicia social y el desarrollo económico. Y de la recuperación del sentido de Estado, de la unidad territorial y de la política con mayúsculas en Aragón.
Nos encontramos en una situación preocupante. La batalla política por el liderazgo de la izquierda entre PSOE y Podemos sigue y suma mientras que se evidencia el bajo impulso de la acción política. Los 70.991 parados inscritos en las oficinas públicas de empleo que todavía tenemos no son una buena noticia. Hace falta pensar más en Aragón para hacer más Aragón.
La reforma del sistema de financiación prevista para los primeros meses de 2018 nos preocupa mucho. Nos oponemos rotundamente a que se puedan poner en peligro las prestaciones de los servicios en Aragón que nos cuestan mucho más caras que a otros territorios con población más joven y menor dispersión. La DGA no puede ni debe aceptarlo. El Gobierno autonómico debe utilizar todas sus herramientas institucionales y políticas para lograr que el Estado reconozca las peculiaridades de Aragón y no se resienta el Estado del Bienestar de los aragoneses.
El cumplimiento del 108 del Estatuto es una herramienta que deberíamos reivindicar todos; si se pusiera en práctica serviría para compensar económicamente a Aragón por el elevado coste de los servicios que presta en todo el territorio -educación, sanidad, dependencia…- debido a la dispersión de la población, el envejecimiento y la densidad. El 108 no es ningún privilegio sino la vía de compensación que puede equipararnos a la media de las autonomías.
Nos inquieta el presupuesto autonómicos que no debe estar condicionado a las exigencias de un partido político ni depender de la idea equivocada del Gobierno autonómico, que insiste en que únicamente los Grupos de la izquierda pueden sacarlos adelante. Tengo que recordar que las Cortes de Aragón aprobaron el pasado mes de octubre una moción del Partido Aragonés para que las cuentas del 2018 se registraran en el plazo de 15 días, y aún estamos en las mismas.
Es esencial que por el bien de Aragón se ponga el punto de mira en la reactivación económica y la creación de empleo, ambos objetivos son irrenunciables para garantizar las políticas sociales y la riqueza de Aragón. La Comunidad Autónoma requiere fortaleza de ideas, diálogo, pactos en beneficio de una amplia base social y menos actuaciones efectistas con el único cometido de la rentabilidad electoral.
Ojalá que el 2018 sea el año del empleo, del crecimiento económico y el desarrollo, del diálogo constructivo y los acuerdos desde la moderación sin exclusiones ni radicalismos. El tiempo de grandes logros y prosperidad para Aragón.
Feliz Año Nuevo 2018!