Con la llegada del verano la vida inunda las calles de los pueblos aragoneses que reciben con los brazos abiertos a los hijos y a los nietos que dejaron su tierra natal. Vuelven demandando paz y descanso; con ganas de reencontrarse con los viejos amigos y con los familiares, con los parajes que les vieron crecer y que aún conservan la esencia de antaño. El medio rural se convierte en el reflejo de lo que fue y de lo que muchos querrían que volviera a ser.
Las personas que viven allí todo el año disfrutan oyendo el sonido de las carreras y las carcajadas de los niños por las calles, los bares vuelven a llenarse de partidas de guiñote y las tiendas y panaderías se preparan para dar respuesta a la creciente demanda que le dejará una buena parte de sus ingresos anuales.
Nuestros pueblos ven multiplicada su población en un corto espacio de tiempo y lo hacen disponiendo de los mismos servicios, en algunos casos incluso menos, que los que funcionan el resto del año.
Los Ayuntamientos deben hacer un sobreesfuerzo económico para garantizar el abastecimiento de agua, los vertidos, el mantenimiento de las piscinas, la recogida de basuras… Al coste económico que todo ello supone para las arcas municipales se suma el esfuerzo personal de los alcaldes y alcaldesas, de los concejales y concejalas de los pequeños municipios, de aquellos que trabajan desinteresadamente todo el año por sus pueblos y que en verano ven cómo se multiplica su trabajo.
No solo deben garantizar la correcta prestación de los servicios sino que, además, se esfuerzan en diseñar actividades culturales, tradicionales y festivas para amenizar unas vacaciones que para ellos no llegan.
Para el Partido Aragonés siempre es buen momento para reconocer el trabajo abnegado de estos hombres y mujeres, sea cual sea su color político, que trabajan las 24 horas del día los 365 días del año. En este tiempo en el que se demoniza constantemente a la clase política debemos defender a estos hombres y mujeres que lo único que pretenden es el bien para sus municipios.
Por ellos, por sus pueblos, las Comarcas, las Diputaciones y el Gobierno de Aragón deben apoyar más a estos pequeños ayuntamientos para hacer frente al incremento de población en los meses de verano. Las ciudades, que reciben la mayor parte de la financiación por el número de vecinos empadronados, se vacían en época estival. Pero el trasvase de vecinos al medio rural no supone una transferencia de recursos para estos pequeños pueblos.
Desde el Partido Aragonés apostamos por una financiación justa y basada en la equidad para estos municipios que les permita ofrecer unos servicios de calidad en cualquier época del año, que les ayude a asentar población y a garantizar su futuro. Siempre hemos defendido y defenderemos que hay que ayudar más al que menos tiene y, en estos momentos, es nuestro medio rural el que más lo necesita.
Pero no solo reclamamos más dinero, también reivindicamos que se garanticen y se refuercen en verano los servicios públicos que no dependen de los ayuntamientos. Los recursos sanitarios no solo no deben reducirse con motivo de las vacaciones del personal, sino que deben incrementarse ante el aumento de vecinos. Es inconcebible que se reduzcan las horas de atención en los consultorios cuando la población puede llegar a multiplicarse hasta por cinco, sobre todo en las zonas turísticas.
Además, debe haber una apuesta decidida por las infraestructuras que garanticen el abastecimiento de agua de boca a los municipios porque cada vez son más los pueblos que reciben el agua a través de camiones cisterna en verano porque sus manantiales y sus pozos se han secado.
Nuestros pueblos existen y viven durante todo el año, no solo en verano. Apostemos por ellos, por sus alcaldes, por sus vecinos, por nuestro territorio.