Es cierto que la economía española y la aragonesa en particular han dejado atrás la recesión, sin embargo para ganar futuro hay que saber gestionar las consecuencias de la crisis desde la honradez, el trabajo y el sentido común desde la estabilidad de gobiernos con la fortaleza necesaria para garantizar la gobernanza sumando, como fórmula imprescindible, energías públicas y privadas para avanzar hacia ese porvenir que nos corresponde como Comunidad sin perder el sentido de Estado.
La ausencia de soluciones globales por incapacidad de los partidos de ámbito nacional para alcanzar acuerdos que reviertan en empleabilidad, creación y calidad de empleo, educación o modelo productivo, supone un grave problema que solo puede resolverse con la máxima eficacia posible desde Aragón y para Aragón. A estas alturas nadie duda de que el acercamiento de los problemas a los ámbitos territoriales de decisión contribuya a un mejor diagnóstico y acierto en la elección de las soluciones.
Es bien sabido que la empresa es la base de la economía de Aragón, verdadero motor de crecimiento. Las condiciones indispensables para que sea competitiva y productiva consisten en la adecuación de la formación en su conjunto a la empleabilidad considerada a largo plazo. A corto plazo hay que fijar la atención en políticas de empleo para todos, especialmente para los segmentos de población más vulnerables.
Desde la Administración autonómica tenemos que alentar y así lo haré, un acuerdo global por el empleo con la participación de los agentes sociales y especial atención a la singularidad de nuestro territorio. Propuesta que lanzo convencido de su indispensabilidad y consiguiente eficacia.
Soy consciente de las «patologías» comunes que tienen el mercado laboral español y el aragonés, como el desempleo estructural que ronda el 5% incluso en épocas de bonanza y expansión, la enorme volatilidad del empleo que responde con brusquedad a las oscilaciones cíclicas de la economía, las elevadas tasas de desempleo juvenil y de personas con más de 45 años y el paro de larga duración. Y también soy conocedor de que la ausencia de consenso entre los partidos de corte nacional en el diagnóstico y decisiones aportadas ha propiciado reformas parciales y sucesivas, deficientes e inoperativas. Por eso llevo en el programa electoral del Partido Aragonés mi compromiso personal de apoyo al emprendimiento y la mejora de la fiscalidad de los autónomos, entre otras muchas cuestiones indispensables para construir un Aragón empresarial fuerte y próspero, con aragoneses llenos de vida. Ese Aragón es mi proyecto. La Ley aragonesa de apoyo al emprendimiento, las microempresas y los autónomos, es otro de mis compromisos.
Con el apoyo de un Gobierno de Aragón responsable, la economía aragonesa fundamentalmente sus empresas, pymes y autónomos- puede crear 60.000 nuevos empleos en el próximo lustro, hasta rebajar la tasa de paro por debajo del 10%. Tenemos importantes planes por desarrollar como el Plan Energético de Aragón, que hasta 2020 puede emplear a varios miles de trabajadores en la construcción de infraestructuras e instalaciones que, si dependiera de nosotros, ya estarían en marcha hace tiempo. También propongo un modelo más eficiente y competitivo mediante la diversificación de la actividad de las empresas, su internacionalización y diferenciación tecnológica. La dinamización del sector industrial en los últimos años resulta evidente y no hemos dejado de atraer inversiones. Proyectos emblemáticos impulsados por el Partido Aragonés como Walqa, Motorland, Dinópolis o los viveros de empresas que se han ubicado en diferentes Comarcas están también detrás de la creación de muchos puestos de trabajo.
Sumar y no restar. Trabajar por Aragón sin servicio debido a Madrid. Garantizar la gobernanza y el futuro desde la estabilidad. Apostar por el crecimiento económico y el progreso social. Y rechazar la corrupción. Sin titubeos. Ese es el proyecto de Aragón que quiero. En el que creo. Por el que me presento, y al que voy a dedicarle todo mi empeño.