Esta semana ha tocado hablar en las Cortes de Aragón de política general. Ha concluido el debate del estado de la Comunidad y balance de gestión del actual Gobierno PSOE-CHA apoyado por podemos, en este año próximo a finalizar y en esta legislatura que está en la recta final. Quedan ocho meses para las elecciones.
La sensación general que ha quedado es agridulce. La cosa no anda muy fina. Se han potenciado los rifirrafes ya “preelectorales” entre algunos partidos, y sigue usándose aquello de “y tú más” como forma de echar al otro la culpa de mi mala gestión.
De esa forma y mientras se miran al ombligo muchos de los problemas en Aragón siguen estando y, en el peor de los casos, agudizándose. Los vecinos del medio rural ya no saben cómo hacer para que no desaparezcan servicios esenciales. El paro repuntó en agosto en Aragón, subió un 2,74% casi el doble que la media nacional, y las Comunidades Autónomas vecinas nos van sacando ventaja. Somos la cuarta donde más se incrementó el desempleo.
No puedo entender la política que se autoalimenta del enfrentamiento sino aquella que construye en positivo, se sustenta en diálogo y se basa en acuerdos en pro el interés común de la sociedad. En nuestro caso Aragón.
El Sr Lamban en estos casi 4 años ha sacado adelante cuestiones con los que le caían bien, o los que se definían como de izquierdas sin contar con la otra “gran parte” de la Comunidad autónoma representada en el Parlamento autonómico. Los problemas que tiene Aragón no son ni de izquierdas ni de derechas, son problemas que pueden resolverse desde las mayorías, para las mayorías, de hecho siempre se había hecho en esta comunidad autónoma hasta ahora.
Como decía Aristóteles “el todo es mayor que la suma de sus partes”, y eso es lo que no ha sabido entender el presidente de la DGA y que el PAR ha defendido siempre, es decir los acuerdos de amplia base social para que Aragón avance.
El talante de mi partido, el PAR, siempre ha estado unido al dialogo y los acuerdos. Algunos han sido más fáciles y otros más difíciles, pero en resumidas cuentas siempre ha primado el beneficio de Aragón y los aragoneses.
Me entristece el actual panorama político. Ese que, habitualmente pero más aún cuando se acerca la cita con las urnas, bloquea proyectos interesantes, de sentido común, de futuro para una tierra como la nuestra con baja densidad de población y envejecida.
8 meses sí. No se puede desperdiciar ni un minuto. Como dice mi presidente, Arturo Aliaga, los problemas de los aragoneses no son de izquierdas ni de derechas. Y ahí andamos, trabajando desde todos los niveles en los que nos hallamos representados para construir más y mejor futuro para todos.