El impacto económico, consecuencia de las visitas a los diversos actos de la Semana Santa zaragozana, alcanza una cifra cercana a los 18 millones de euros. Esta circunstancia denota con claridad las consecuencias positivas que (para la creación de empleo, activación de determinados sectores ligados al turismo, como la hostelería), que supone la Semana Santa de Zaragoza.
Además del campo económico, la Semana Santa Zaragoza, declarada de Interés Turístico Internacional, supone un potencial enorme desde el punto de vista cultural, histórico y artístico. La imaginería, los toques de tambor y cornetas, las procesiones y sus costumbres…atraen cada vez a más visitantes que buscan en el interior estas formas y expresiones de carácter cultural y artístico.
Desde hace siete siglos, la Semana Santa zaragozana es parte esencial de la ciudad, habiendo llegado a constituirse como el segundo evento de carácter turístico de Zaragoza, tras las Fiestas del Pilar. Mäs de 16.000 cofrades participan de manera indirecta en la organización y ejecución de actos vinculados con estos días.
Por todo lo anterior, tal y como indica el Presidente del Comité Local de Zaragoza del PAR, Sergio Larraga “… la apuesta decidida por la promoción de la Semana Santa zaragozana desde las instituciones pertinentes (Ayuntamiento de Zaragoza y Gobierno de Aragón) es un valor seguro que se debe fomentar, y no sólo por su evidente motor económico, sino también desde el punto de vista de la vida cultural de una Zaragoza que reclama profundizar más en sus valores y raíces socioculturales, así como también en campo de las creencias (dentro de la libertad personal de cada zaragozano) que debe respetarse plenamente y con naturalidad desde el Consistorio…”
Por todo ello, PAR Zaragoza reclama mayores inversiones en la promoción externa e interna de todos los actos de la Semana Santa zaragozana, así como el establecimiento de algunas mejoras en los actos particulares (por ejemplo, el establecimiento de pantallas en puntos concretos de los recorridos que permitan un mejor seguimiento de los actos a participantes y visitantes, y (en general) una mayor implicación del Ayuntamiento en los actos que, a fin de cuentas, pertenece al conjunto de la ciudad. Esta implicación sin duda alguna revertiría en beneficio del conjunto de Zaragoza, al margen de las creencias respetables de cada uno, en ámbitos comunes como la creación de empleo o el fomento de la actividad cultural.