Desde su nacimiento, hace más de 45 años, el Partido Aragonés ha demostrado ser una fuerza política esencial para nuestra comunidad autónoma. Esencial para defender los intereses de nuestra región, aquí y en Madrid. Esencial para mantener viva la llama de los valores que siempre ha representado, y representa, el aragonesismo. Y esencial para garantizar la gobernabilidad y la estabilidad, como ha sucedido en la última legislatura, donde hemos demostrado capacidad para alcanzar acuerdos que han permitido impulsar proyectos estratégicos para vertebrar nuestro territorio, fijar población, crear empleo, y, en definitiva, riqueza.
Ahora, después de una crisis que, no sin dificultades, hemos dejado atrás, toca mantener la esencia del PAR, un partido que nació con la firme convicción de unir voluntades y no dividirlas; un partido que se configura de abajo arriba y en el que caben todos, pero en el que nadie es imprescindible, en el que cada opinión y cada propuesta cuentan y deben ser oídas.
Para ello hace falta conducirse con equilibrio y sensatez. Sin aspavientos ni confrontaciones. Sin moverse del centro moderado y transversal que siempre hemos representado. Mirando hacia adelante y manteniendo viva la llama de nuestra esencia original, el aragonesismo, o, lo que es lo mismo, la lucha incansable por los intereses de todos los aragoneses.
Por eso, precisamente, por la defensa de los intereses de los aragoneses, es importante que el PAR siga teniendo el máximo de representación posible. Porque por iniciativa del Partido Aragonés se han puesto las bases de muchos proyectos que pueden suponer un impulso definitivo para nuestra comunidad, pero hay que vigilar su cumplimiento.
Es el caso de la Travesía Central Pirenaica (TCP) para conectar la Península con el resto de Europa a través de Aragón, y también de la propuesta de que la conexión ferroviaria con Francia por Canfranc se realice con trenes propulsados por hidrógeno verde, lo que supondría un reto en la lucha contra el cambio climático. O de la autopista ferroviaria Algeciras-Zaragoza, ya en marcha. Estos proyectos, que he impulsado en la medida de mis modestas posibilidades desde mi cargo como senador autonómico, podrían suponer un gran avance para la industria de nuestra región y contribuir, además, a luchar contra la despoblación.
Y, sobre todo, es importante que el Partido Aragonés esté representado para defender aquellos intereses de los aragoneses que siguen siendo competencia estatal. Me refiero al nuevo modelo de financiación autonómica, que previsiblemente se debatirá en la próxima legislatura y que debiera tratar a Aragón con justicia financiera, teniendo en cuenta los parámetros que más nos afectan, como la despoblación, la dispersión territorial y el envejecimiento. ¿Quién mejor que el PAR para garantizar que esto sea así y salvaguardar los intereses de los aragoneses frente a los de los grandes partidos nacionales, que no siempre son coincidentes? ¿Quién mejor que el PAR para asegurarse de que en estas negociaciones el Estado salde, de una vez por todas, la deuda histórica que tiene con Aragón?
El Partido Aragonés lleva más de 45 años construyendo un Aragón mejor y luchando por los intereses de los aragoneses. Y, si éstos nos dan su confianza, seguiremos haciéndolo con el mismo ímpetu de siempre, porque hemos recuperado el rumbo que iniciamos hace más de cuatro décadas y que se resume en una sola idea: hacer de Aragón un lugar mejor para todos.