Por mucho que gritemos, no nos oyen

Por Alberto Izquierdo Vicente. Secretario Ejecutivo de Acción Territorial

Por Alberto Izquierdo Vicente. Secretario Ejecutivo de Acción Territorial

 

Cinco meses después de las últimas elecciones generales los ciudadanos estamos llamados a votar de nuevo el 10 de noviembre para que España tenga un presidente del Gobierno. Como si el pasado mes de abril no hubiéramos hecho ya los deberes, yendo a votar como es nuestra responsabilidad como ciudadanos. La sensación que nos queda es de decepción, claro, porque lo que hemos visto en la política nacional es un estrepitoso fracaso de los dirigentes políticos, que no han sido capaces de llegar a un acuerdo para gobernar España. Entonces, hace cinco meses, el Partido Aragonés no se presentó a las elecciones generales, y tampoco lo haremos en esta ocasión – la segunda de este año, sí- porque así lo hemos decidido en la Ejecutiva del Partido Aragonés, el órgano de representación del partido en el territorio y de quienes están en las instituciones ¿Por qué?

Cuando un partido con cuarenta años de trayectoria decide por segunda vez en su historia, y por unanimidad, no presentarse a las elecciones generales es porque hay más de una razón. Para empezar, porque por mucho que gritemos, no nos oyen.  El ruido político nacional hace poco audible un proyecto aragonesista, de centro y moderado. Cuando hablamos de problemas territoriales en este país, parece que solo hay uno. Y mientras unos se reprochan la falta de generosidad para hacer concesiones y llegar a acuerdos, otros se echan en cara cordones sanitarios, y también han recordado los feos hechos en campaña que ahora se olvidan si las teorías electorales auguran sumas ventajosas. Y mientras se dedican a hablar de las diferencias y los desacuerdos se olvidan de la gente y sus problemas. Y se olvidan de Aragón, otra vez. Pero nosotros no.

Siempre hemos concurrido a las elecciones generales con la intención de que Aragón tuviera voz propia en Madrid, una voz propia que para otros territorios se ha demostrado muy eficaz, para que las demandas concretas de infraestructuras y financiación fueran atendidas. Siempre ha habido oportunidad de llevar la voz de Aragón y de Teruel a Madrid, aunque ahora algunos se presenten como pioneros. Pero el electorado aragonés ha decidido con sus votos que sus representantes en la capital de España respondan ante las siglas de sus partidos, en lugar de ante sus vecinos y votantes.

La democracia es la que es, con sus imperfecciones, pero nosotros no nos hemos conformado nunca, y hemos buscado la manera de hacernos oir en Madrid, a veces con éxito. Un ejemplo concreto con cifras: cuando el Partido Aragonés logró que se aprobaran 25 de las 27 enmiendas que presentó en el Senado a los Presupuestos Generales del Estado de 2018 con las que consiguió un partida extra para Aragón de 137,6 millones de euros. Hablamos de más del doble de lo que supone la partida del FITE cada año, aunque los políticos en Madrid al final no hayan cumplido.

Ahora el Partido Aragonés tiene representación en el Senado, en el Gobierno de Aragón, en las Cortes, en las diputaciones, en las comarcas y en muchos ayuntamientos, y nos vamos a centrar en gobernar y en resolver los problemas de la gente, con las competencias que tienen las administraciones, para servir a los aragoneses allá donde estemos en el territorio. Pero a quienes se presentan ahora en las próximas elecciones sí queremos decirles algo: ya no hay otra oportunidad.

Los que salgan elegidos en el Congreso tienen que imitar el ejemplo de Aragón donde hemos sido capaces de conformar un gobierno centrado, moderado y transversal. Un gobierno que está trabajando, que está elaborando el prespupuesto, y que está resolviendo problemas. Y ha sido posible porque todos hemos sido generosos; tanto la fuerza más votada, la que ganó las elecciones, como las otras tres formaciones políticas que hemos sabido hacer prevalecer lo que nos une en lugar de lo que nos separa.

Pero necesitamos urgentemente que haya un interlocutor en España, un gobierno estable, más teniendo en cuenta las amenazas que se ciernen, con la ralentización de la economía. No nos podemos permitir el lujo de volver a estar tanto tiempo con un gobierno en funciones y presupuesto prorrogado. Porque nos afecta gravemente.

En el caso de Aragón, las consecuencias de esta inestabilidad política y de que no haya Presupuestos Generales del Estado son más que evidentes: proyectos bloqueados, transferencias a la Comunidad Autónoma que no llegan o firmas de convenios pendientes. Tenemos que abordar definitivamente con un gobierno estable en Madrid problemas para los que necesitamos que todos arimen el hombro, como es la reforma de la financiación autonómica, la lucha contra la despoblación o las infraestructuras pendientes. Y ese es el mensaje unánime del Partido Aragonés; en Teruel, en Aragón y en Madrid donde nos quieran oir.

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