Con la llegada del verano los pueblos se llenan con aquellas personas que tienen su segunda residencia en nuestras localidades. Con ellos llega también la alegría y los recibimos con los brazos abiertos, porque es época de reencuentros y de compartir buenos momentos. Pero para los ayuntamientos también es un periodo de mucho trabajo. Conlleva un gran esfuerzo atender a toda la población, manejando los recursos que son los que corresponden a las personas empadronadas, y hay que prestar el servicio para una población que se puede multiplicar por dos o por tres.
Cada día es más difícil hacerlo por la falta de recursos que tenemos los ayuntamientos, en general, y este verano lo estamos sufriendo especialmente con el abastecimiento de agua, ese bien tan escaso y tan importante para vivir.
Somos ya muchos los municipios que hemos recurrido a la Diputación de Teruel para contar con el apoyo del Servicio de bomberos, que nos traen agua a los depósitos para asegurar contar con agua de boca, y a los que estamos muy agradecidos, porque estamos evitando cortes de agua, con lo que ello implica también en averías en la red general.
Y hablando del agua, hay que recordar que tenemos obras pendientes que serían de gran ayuda en momentos de sequía como el que estamos viviendo, como es el proyecto de la elevación de aguas del Ebro, que tanta falta hace a la parte norte de nuestra provincia. Especialmente en épocas como esta, donde muchos municipios están sufriendo sequías que afectan a toda la población de una manera tan dramática, se pone de manifiesto la urgencia con la que tendrían que acometerse estos proyectos.
Llevamos esperando que se lleve a cabo la segunda fase de este proyecto desde 2008, cuando el que el Gobierno de Aragón firmó un convenio de colaboración con el entonces Ministerio de Medio Ambiente por el que el Gobierno de España aportaba 27,1 millones de euros para esta obra.
Desde el Partido Aragonés llevamos años pidiendo que se cumpla lo prometido, porque necesitamos el agua ya; ahora, para paliar los efectos de la sequía, y también para desarrollar proyectos que diversifiquen la economía de la zona tras el declive de la minería y la actividad energética.