La legislatura que está finalizando ha sido totalmente atípica. Dos años de una pandemia han condicionado el desarrollo y funcionamiento de las instituciones locales por ser las más cercanas al ciudadano.
Esta situación obligó a tomar decisiones urgentes en las que participó el Partido Aragonés para hacer frente a una situación desconocida, que afectaba gravemente a salud y la economía de la población. A la vez, hubo que mantener y ampliar los servicios de ayuda para los afectados, las inversiones en infraestructuras, tecnología digital, telecomunicaciones, economía circular, gestión de residuos, energías renovables limpias, etc.
Las administraciones se pusieron a prueba y quiero destacar la labor en la DPT, con Alberto Izquierdo, del PAR, en la vicepresidencia como parte del equipo de gobierno PSOE-PAR, desde donde se tomaron importantes decisiones.
La inversión en carreteras provinciales y caminos rurales en esta legislatura ha sido histórica, se han destinado recursos para la rehabilitación de viviendas sociales para nuevos pobladores, duplicado los recursos destinados a los planes de empleo, los planes de obras y de concertación, las ayudas al pago de la seguridad social de los autónomos, fondos destinados al fomento del turismo, el comercio local, la hostelería, la agricultura, etc.
Ante esta situación tan complicada, hubo compañeros con cargos políticos importantes que no estaban a gusto en el Partido Aragonés, algo respetable, pero que manifestaban su desacuerdo públicamente en lugar de hacerlo en el seno del partido con ánimo constructivo, y de este modo creaban una sensación de desconcierto e inseguridad.
Decían que reclamaban más aragonesismo a la ejecutiva del partido, sin tener en cuenta que, para participar en equipos de gobierno de las instituciones con varios partidos, todos tenemos que dejarnos “pelos en la gatera”, como ocurrió con el desmedido ataque del PP al PAR por el impuesto de sucesiones o la custodia compartida.
Cuando está prácticamente finalizada la legislatura se han dado de baja de su militancia en el PAR, sin renunciar a sus actas y por supuesto tampoco a los sueldos que perciben por las mismas, creando un nuevo partido que decían que iba a iba a ser mucho más aragonesista que el PAR. Finalmente han encontrado su lugar en el “aragonesismo con sillones del PP” que parece ser que es en el que se sienten más “cómodos”.
Ahora entiendo por qué varios de ellos, que tenían cargos relevantes, no protestaron cuando con el gobierno PP-PAR se cerraron escuelas rurales subiendo los ratios de cinco a seis alumnos, se eliminaron plazas de médicos en pueblos como Belmonte, Ginebrosa o Aguaviva, se paralizó con trabas administrativas la mejora de la carretera entre Cañada y Ginebrosa, bloquearon la finanzas de todos los ayuntamientos, sin valorar el grave daño que causaron a los pequeños municipios que, salvo en contados casos, estaban haciendo una gestión responsable. Pagamos justos por pecadores, los desmanes y despilfarros de las ciudades.
Casi siempre, una pérdida es una nueva oportunidad y ahora lo que ya estamos haciendo desde el Partido Aragonés es seguir trabajando con más empeño si cabe por Aragón, apoyando la candidatura a la presidencia del gobierno de Aragón de Alberto Izquierdo y a todos los compañeros que quieren trabajar por esta tierra desde las siglas del PAR.
La gran mayoría de militantes seguimos creyendo en el Partido Aragonés y en el aragonesismo y a pesar que algunos han puesto su empeño en lo contrario, seguimos adelante trabajando por nuestros pueblos, la moderación y el centro político. Si los ciudadanos lo deciden seguiremos dando estabilidad y moderación en los gobiernos que participemos, luchando porque todos los aragoneses tengamos y disfrutemos de los mismos servicios vivamos donde vivamos.