Hace unos días presentamos en las Cortes una iniciativa parlamentaria como herramienta de impulso para la creación de un modelo educativo consensuado, eficaz, duradero y de éxito. Un pacto por la educación en Aragón. Somos conscientes de que el 30% de los alumnos en España no consiguen el título de Secundaria, y esta es una realidad que nos tiene que hacer plantear ciertos aspectos. Algo pasa si perdemos a uno de cada tres alumnos por el camino. Quizás no fracasan ellos solos sino todos, al no saber ofrecer respuestas a sus intereses y potencialidades.
Y algo pasa, también, si llevamos un rosario de leyes educativas desde 1970 y con cada Gobierno de España llega una ley nueva respondiendo más a necesidades partidistas o electorales que a necesidades sociales. Cada ley educativa es un parche. Cada una de las reformas educativas ha estado orientada a imponer el modelo político de turno. Las leyes se aprobaron con mayoría parlamentaria pero lejos de la unanimidad que requiere un asunto tan fundamental como la educación, que nos concierne a todos. En las cuatro décadas de la democracia ha sido imposible alcanzar un pacto por la educación. Probablemente este sea un síntoma de una democracia, en el fondo, profundamente inmadura.
Los hechos son tozudos y lamentablemente poco plausibles. Han pasado 45 años desde la Ley General de Educación con la que se generalizó la gratuidad y generalización de la enseñanza básica en España. Se han elaborado siete leyes y si hoy no hay ninguna universidad española que ocupe un puesto entre las 100 primeras del mundo, digo yo que será por alguna razón. Y también será por algo que estén llegando a la universidad alumnos que según cuentan sus profesores- cometen continuas faltas de ortografía y están entrenados para resolver problemas de forma mecánica pero no para la reflexión y el pensamiento crítico.
Es necesario que revisemos el modelo educativo actual y se propicie un verdadero pacto por la educación tanto en Aragón como en España. Crear un modelo para todos, acertado, generoso, sin politizar, que permanezca en el tiempo y que nos lleve a ser referentes internacionales. Ese es nuestro objetivo. Creemos que, pese a que el margen de maniobra autonómico que tenemos no es mucho, hay aspectos muy interesantes que dependen de Aragón y que pueden ser claves para la educación en la Comunidad Autónoma.
España sufre uno de los mayores fracasos escolares de la OCDE y ya va siendo hora de cambiar esta endémica tendencia. Que exista preocupación política, que la hay, es un avance. Ahora tocará dotarse de la máxima voluntad en ese ámbito para cerrar pactos unánimes en las Cortes Generales llegando al acuerdo más conveniente para todos. Un sistema educativo articulado que ponga en valor y reconozca a la profesión docente, que permanezca en el tiempo y consolide una educación de calidad para todos. Es necesaria responsabilidad y buena dosis de generosidad para establecer los cambios estratégicos necesarios para un modelo de éxito que persista en el tiempo y sea el adecuado para lograr los mejores resultados posibles.
En Finlandia existe un gran pacto por la educación, tanto político como social, y los resultados demuestran su eficacia. Los gobiernos entrantes no cambian el sistema educativo como aquí. Parte de su éxito en el modelo educativo se debe a la estabilidad legislativa. Su sistema ocupa los mejores resultados en PISA. Un modelo a seguir.