El pasado 15 de octubre se conmemoró el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Muchos fueron los actos que se organizaron y muchas las reivindicaciones que ese día se hicieron. Sin embargo, en Aragón, una Comunidad con un extenso y diverso medio rural, con más de 272.000 mujeres que viven en municipios de menos de 30.000 habitantes, esas reivindicaciones no deben quedar en el olvido los otros 364 días del año.
Aragón tiene una deuda histórica con las mujeres que vivieron y viven en su medio rural y que han sufrido una doble discriminación por residir en un pueblo y por el hecho de ser mujer. Muchas de nuestras madres y abuelas trabajaron duramente en las explotaciones agrícolas y ganaderas familiares y, además, atendieron a sus familias sin haber obtenido ningún tipo de reconocimiento o compensación.
Es hora ya de hacer efectivo ese reconocimiento y que las hijas y nietas de las mujeres que ayudaron a construir nuestra sociedad vivan en condiciones de igualdad con los hombres en nuestro medio rural. Los datos son claros: solo un 16% de los cooperativistas son mujeres y apenas llega a un 2% su presencia en los consejos rectores y solo un 23% de las explotaciones tienen como titular a una mujer. Sin embargo, el medio rural aragonés cuenta con mujeres capaces, empoderadas, que hoy en día son el motor de muchas pequeñas localidades que hubieran muerto sin su trabajo y emprendimiento.
Si bien se han producido algunos avances en esta lucha por la igualdad en los últimos años, desde el Partido Aragonés consideramos que se debe dar un impulso definitivo a una normativa que acabe con estas desigualdades e injusticias. Debemos aprovechar y mejorar, si es necesario, el trabajo llevado a cabo en la anterior legislatura y que se plasmó en el Proyecto de Ley del Estatuto de las Mujeres Rurales de Aragón que no llegó a ser tramitado en las Cortes de Aragón. Por ello, hemos llevado al Parlamento autonómico una Proposición No de Ley en la que se insta al Gobierno de Aragón a impulsar un marco normativo que permita aprobar y desarrollar el citado Estatuto.
Las mujeres del medio rural aragonés necesitan medidas de apoyo para dar realidad jurídica al régimen de titularidad compartida de las explotaciones y medidas que fomenten su acceso a los órganos de representación de las entidades agrarias y ganaderas. Pero todo esto debe ir acompañado de programas que faciliten la conciliación familiar y laboral porque la mujer sigue llevando el peso del cuidado de las familias, especialmente de los niños y de los mayores. Para ello es fundamental que el medio rural cuente con unos servicios públicos de calidad, en igualdad de condiciones que las ciudades, que faciliten su incorporación al mercado laboral.
La formación es otra de las asignaturas pendientes para muchas mujeres del medio rural. Es necesario que se implementen medidas que les permitan desarrollar competencias y especializarse, una formación imprescindible para avanzar en la creación de pequeñas empresas y en la modernización de las explotaciones agrícolas y ganaderas.
Nuestro medio rural necesita, además, de programas específicos para prevenir, sensibilizar y erradicar la violencia de género así como de espacios seguros para las víctimas de esta lacra social. Y es que la violencia de género en el medio rural, donde todos los vecinos de los pueblos se conocen, ha estado oculta durante mucho tiempo por el miedo al qué dirán.
Por último, pero no menos importante, desde el Partido Aragonés apostamos por una ayuda económica para aquellas mujeres que no reciben ningún tipo de prestación o la que tienen es insuficiente y que han trabajado durante toda su vida en el negocio agrícola o ganadero familiar sin tener la oportunidad de cotizar. Su trabajo debe ser reconocido y visibilizado, es un derecho histórico, una deuda histórica, porque sin ellas nuestros pueblos no serían lo que son.