Por Sergio Larraga. Presidente del Comité Municipal del PAR en Zaragoza
Cerca del final del mandato municipal correspondiente a esta legislatura conviene echar la vista atrás y comenzar a hacer balance de lo acontecido en estos más de tres años en el Ayuntamiento de Zaragoza. De lo hecho y de lo no hecho.
Un período que comenzó con imágenes que ya denotaban bien a las claras por dónde iba a discurrir el futuro de la ciudad en los siguientes años -todos recordamos las fotos de algunos concejales con las bandas protocolarias de ediles colocadas a modo de cachirulo o cinturón-.
Resumir en unas líneas el <trayecto> de la ciudad es complicado pero creo que, la mayoría de los zaragozanos comparten dos grandes cosas. No hay modelo de ciudad, y Zaragoza está viviendo el período político más bronco del consistorio en los plenos y comisiones. Una legislatura perdida.
En estos años el clamor de los vecinos por la gestión de los servicios públicos municipales ha sido patente poniendo de manifiesto que, año tras año, Zaragoza se ha deteriorado más. Los niveles de suciedad en muchas calles y la falta de mantenimiento de aceras, calzadas, iluminación…, nunca habían llegado tan lejos. Y el mantenimiento de zonas verdes brilla por su ausencia en muchos lugares, con omisiones fundamentales como la debida poda del arbolado que puede llevar a las consecuencias que todos hemos podido observar en las últimas semanas.
Tampoco el transporte público se ha librado “en una legislatura para olvidar”. La flota de autobuses urbanos se ha caracterizado por numerosos problemas de mantenimiento dando lugar a incendios de vehículos en unos casos, e incluso a la existencia de goteras en muchos de ellos. Las frecuencias del bus sigue siendo una asignatura pendiente. Y todo sin olvidar la huelga más larga de la historia de la ciudad.
También se ha hecho evidente la falta de mantenimiento del asfaltado de numerosas calles, con “operaciones asfalto inexistentes” o caracterizadas por la mínima inversión. La construcción de carriles bici se ha realizado sin una coordinación y consenso previos.
La seguridad urbana ha sido otro de los grandes ejes que no han funcionado correctamente y no únicamente por los problemas de falta de medios personales y materiales denunciados por la propia policía local, sino también por la actitud mantenida por ZEC de continuo enfrentamiento con los policías locales.
La red comercial de Zaragoza es fundamental para la ciudad. Los comercios otorgan una vida a las calles de la ciudad que no puede ser conseguida por otras vías. Además crean riqueza para y empleo de mayor calidad que en grandes superficies. Y sin embargo, el sector comercial se encuentra totalmente molesto por lo ocurrido en los últimos años. Zaragoza ya no es un referente del comercio de cercanía.
El enorme problema provocado por ZEC en las sociedades municipales, con una Ley de Capitalidad puesta en cuestión y dejando al resto de partidos políticos literalmente fuera de las mismas, es otro de los ejemplos de conflictos generados, por no hablar del fracaso del proyecto estrella de ZEC, los presupuestos ¿participativos?
Pero no toda la responsabilidad se puede achacar a ZEC. PSOE y CHA apoyaron la entrada en el gobierno de ese partido y han apoyado los presupuestos municipales año tras año. Algo que choca frontalmente con reprobaciones, duras críticas y similares que han realizado, al menos de cara a la galería. Nadie entiende su actitud. Más parece que PSOE y CHA hayan jugado la baza del desgaste político de ZEC en minoría que otra cosa, sin reparar en que ese desgaste también lo sufre el conjunto de la ciudad. Tampoco el resto de fuerzas políticas que conforman la oposición real en el Ayuntamiento han sabido llegar a acuerdos con el resto para realizar un cambio. El enfrentamiento directo de unos o la intrascendencia de otros han hecho que Zaragoza continúe por la senda de la inestabilidad.
Ante este pobre y preocupante balance nos queda la esperanza de que nuevas ideas enlazadas a nuevos proyecto pongan de nuevo a la ciudad en la senda referencial de la que nunca debió salir. En este sentido, desde el Partido Aragonés de Zaragoza, hemos presentado multitud de iniciativas constructivas y denuncias en los tres últimos años para sacar del atolladero a la ciudad. El PAR ha estado al lado del zaragozano a diario, a pie de calle, y así seguirá. Si desde el Ayuntamiento de Zaragoza no se entiende -por parte de nadie- que el interés del zaragozano debe primar por sobre la bronca política y el interés partidista, entonces es que tenemos un problema.